El que entre la cultura y la educación siempre se establezca una relación tensa de encuentros y desencuentros es precisamente lo que ratifica el hecho de su conexión necesaria. El tiempo de tránsito está poniendo de manifiesto las carencias de los paradigmas modernos de comprensión de la historia, del mundo y de la sociedad al ser incapaz de concebir la complejidad. La filosofía hermenéutica, en este sentido, pretende sustraer la experiencia humana de los múltiples dogmatismos o relativismos unidireccionales que responden al presente de forma coyuntural. Lo que el libro sugiere es que con una auténtica revitalización de la memoria se consigue que la hermenéutica, entendida como talante más que como instrumento epistemológico, sintetizando los intereses de la filosofía y la pedagogía en el espacio crítico y creativo de la razón práctica. Asentar tales presupuestos permitirá al pensamiento pedagógico y a la experiencia educativa misma enfrentarse a los más importantes retos del futuro sin dejar de cuestionarnos lo que realmente somos.
Desde un presupuesto hermenéutico-narrativo este libro intenta implicar al potencial del pensamiento complejo para poder ofrecer una respuesta cualitativa al reto con el que se enfrenta la universidad actual. La actitud no es del todo conforme a la predominante cultura de la calidad. Por ello el planteamiento de la reflexividad pretende reintroducir variables de componente etico a partir de las cuales reconsiderar criticamente lo que verdaderamente implica la excelencia en educacion superior.Por mucho que pretendan enmascararlo los discursos mas institucionales y oficialistas, resulta preciso sustraerse de la estructura meramente bidireccional que sustenta el binomio universidad-sociedad. Quizas la clave se pueda encontrar en reclamar una universidad que no obedezca a meros esquemas de instrumentalizacion social para reivindicarla reflexivamente como una universidad cuya labor fundamental no sea tanto la de enseñar como la de aprender.Para todo ello los argumentos del autor recurren a la psicologia culturalista, a los enfoques de investigacion-accion reflexiva, a planteamientos antropologicos y ontologico-educativos y a la necesidad de reformar el pensamiento mediante estructuras epistemicas coimplicativas. La parte final es la que insiste mas explicitamente en ver las posibilidades que puede tener la idea de reflexividad hermeneutica en la educacion superior para no tener que renunciar a una implicacion etica frente al excesivo eficientismo actual.