Jordi Raich (Barcelona 1963) estudià biologia, dret i relacions internacionals. Des de 1986 treballa en ajuda humanitària com a coordinador de projectes, avaluador, investigador i consultor en epidèmies, terratrèmols, fams i guerres. Ha treballat en més de vint països i ha viatjat per un centenar. Professor convidat en diverses universitats, és col·laborador habitual de programes de ràdio i televisió. Autor de nombrosos assajos, articles d'opinió i reportatges. El 2004 publicà _El espejismo humanitario_ i el 2002 _Afganistán también existe_. És coautor de _No a la guerra_ (2003), _ Before Emergency: Conflict Prevention and the Media_ (2003),_ Fogo sobre os media_ (2003) i coeditor d'_El laberinto humanitario_ (1999).
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Un provocador ensayo sobre la ayuda humanitaria y sus contradicciones, a través de apasionantes experiencias personales.¿Salvar a los demás para salvarse a uno mismo?Apodado el Pasafronteras a raíz de su entrada ilegal en Zaire, Jordi Raich paso tres semanas encarcelado en Uganda acusado de espiar para la CIA, estuvo perdido en el desierto somali con el ejercito italiano a la espera de un general que nunca llego, fue atacado por los heridos que salvo del bombardeado hospital de Vukovar, repartio comida bajo el fuego de morteros rebeldes durante el asedio a Monrovia e hizo jogging con los guardias de la prision de Guantanamo.Tras veinte años de trabajo con distintas organizaciones humanitarias en docenas de conflictos armados y catastrofes, el autor cuestiona, a la luz de sus vivencias, el mundo de la ayuda humanitaria. Anecdota, pasion, tristeza y humor sirven para explorar los dilemas politicos y eticos de la solidaridad y las relaciones del humanitario -un misionero del tercer milenio- con otros actores del teatro filantropico: victimas egoistas, politicos sin escrupulos, periodistas susceptibles, militares fanaticos y cooperantes aprovechados.Con un estilo ameno y provocador, Raich analiza el comportamiento de la industria sin animo de lucro que asegura sanar al enfermo, alimentar al hambriento, cobijar al desamparado, proteger al desvalido. Sin embargo, pese a las apariencias, la ayuda humanitaria tambien mata, es corrupta, competitiva y mezquina, financia guerras, empeora la situacion de las victimas a las que socorre y culpa a los demas de sus propios defectos. El espejismo humanitario combina testimonio y reflexion para despojar a la accion humanitaria de su inmerecido y perjudicial manto de inocencia y hacerla mas cercana, con el fin de que el lector conozca las grandezas y las miserias cotidianas de la solidaridad.
El caos és sostenible. És una lliçó que he après durant dues dècades de treball en guerres de quatre continents. I quan el caos es converteix en quotidià el futur deixa d'existir, la felicitat i la t
Jordi Raich ofrece una nueva visi:amp;#243;n de un puebo que ha sufrido el autoritarismo irracional de gobiernos impuestos y de intervenciones extranjeras que han sumado muertes a una larga lista de v:amp;#237;ctimas. Pueblo avasallado y abandonado a su suerte, cuyo amor a la vida ha sabido resistir a las peores :amp;#233;pocas. Fascinante tierra de belleza arrebatadora. Este libro, mezcla de iron:amp;#237;a, tristeza y pasi:amp;#243;n, descubre personajes entra:amp;#241;able, hospitalarios, orgullosos y contradictorios, llenos de sabidur:amp;#237;a y humor, ingredientes esenciales para sobrevivir a cualquier situaci:amp;#243;n. Y la de Afganist:amp;#225;n es, sin duda, una situaci:amp;#243;n desesperada.
¿Salvar a los demás para salvarse a uno mismo? Apodado el Pasafronteras a raíz de su entrada ilegal en Zaire, Jordi Raich pasó tres semanas encarcelado en Uganda acusado de espiar para la CIA, estuvo perdido en el desierto somali con el ejercito italiano a la espera de un general que nunca llego, fue atacado por los heridos que salvo del bombardeado hospital de Vukovar, repartio comida bajo el fuego de morteros rebeldes durante el asedio a Monrovia e hizo jogging con los guardias de la prision de Guantanamo. Tras veinte años de trabajo con distintas organizaciones humanitarias en docenas de conflictos armados y catastrofes, el autor cuestiona, a la luz de sus vivencias, el mundo de la ayuda humanitaria. Anecdota, pasion, tristeza y humor sirven para explorar los dilemas politicos y eticos de la solidaridad y las relaciones del humanitario -un misionero del tercer milenio- con otros actores del teatro filantropico: victimas egoistas, politicos sin escrupulos, periodistas susceptibles, militares fanaticos y cooperantes aprovechados. Con un estilo ameno y provocador, Raich analiza el comportamiento de la industria sin animo de lucro que asegura sanar al enfermo, alimentar al hambriento, cobijar al desamparado, proteger al desvalido. Sin embargo, pese a las apariencias, la ayuda humanitaria tambien mata, es corrupta, competitiva y mezquina, financia guerras, empeora la situacion de las victimas a las que socorre y culpa a los demas de sus propios defectos. El espejismo humanitario combina testimonio y reflexion para despojar a la accion humanitaria de su inmerecido y perjudicial manto de inocencia y hacerla mas cercana, con el fin de que el lector conozca las grandezas y las miserias cotidianas de la solidaridad.
"El caos es sostenible. Es una lección que he aprendido durante un cuarto de siglo de trabajo en guerras de cuatro continentes. Cuando el caos se convierte en cotidiano, el futuro deja de existir, la felicidad y la tristeza se miden en instantes y la vida se adapta al destino como el agua a su recipiente."Palestinos e israelies son el paradigma de la teoria del caos sostenible. En guerra desde hace 60 años en una tierra de milagros, de fanatismo, de injusticia, de violencia. En una tierra fascinante, contradictoria, surrealista. Una tierra que adoras por la mañana y odias por la tarde."Comprender que israelies y palestinos continuaran matandose durante los proximos 60 años mientras el mundo pretende buscar una solucion inexistente libera el espiritu. Entonces descubrimos las personas, los parajes y los sentimientos que el bombardeo informativo sobre Oriente Proximo pasa por alto.En oriente Proximo no hay termino medio. Todos aquellos que procedemos de otras latitudes somos en cierta manera instintivamente proisraelies o propalestinos, o bien, antiisraelies o antipalestinos, antes de que nuestro avion aterrice en Tierra Santa. Pero cualquiera que permanezca el tiempo suficiente, que mantenga el espiritu abierto y tenga la curiosidad de hablar con la gente, descubrira que, como