Tuniruna es el nombre que dan los colonos a Marte, un planeta que en el año 2379 está a punto de ser conquistado en su totalidad por el hombre. La superficie del viejo Planeta Rojo la componen, casi al completo, grandes cupulas acristaladas bajo las cuales se asientan las ciudades, y grandes extensiones de arboles tratados artificialmente para que crezcan con rapidez y produzcan la mayor cantidad de oxigeno, un preciado material que comercializan las grandes compañias y a cuya obtencion los colonos dedican la mayor parte de su esfuerzo. Pero bajo las cupulas viven tambien, inseparables del hombre, sus ancestrales vicios y virtudes: el egoismo, la sed de poder, el gusto por la fuerza y en el extremo opuesto, el ansia de libertad, la resistencia frente a la opresion, el deseo de progresoAl otro lado de las cupulas, en las regiones limitrofes con la Zona Muerta, se han establecido los disidentes, colonos huidos de una sociedad tan ferreamente estructurada como la que impera bajo las vitrinas. Y en la Zona Muerta, el espacio devastado en la ultima guerra entre las naciones y las corporaciones, viven los Neoaborigenes, individuos adaptados al rigor de la intemperie marciana y que rinden culto a unos grandes arboles que han mutado. Arboles que, dicen, tienen alma, y cuya resina favorece las capacidades telepaticas."Los arboles mutantes tambien lloran" es la primera parte de una trilogia ambientada en un futuro no muy lejano, en el planeta vecino. Su autor, Jose Angel Mañas, ha derrochado imaginacion y poesia para idear toda una religion y unas leyendas en torno a esta nueva sociedad humana, y asimismo, narrativa para crear y sostener un conflicto en torno a los intereses de unos y otros. El resultado, en lo que supone la primera incursion del autor en la ciencia-ficcion, es un texto agil, absorbente y cargado de significado, en la linea de los mejores titulos del genero.
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