El cine se convirtió en Madrid durante la Guerra Civil no sólo en un recinto para gozar del calor humano, sino también en un lugar donde evadirse de los acontecimientos. Pero ¿qué se veía en aquellos años en Madrid?, ¿qué cine podía llegar a las pantallas?, ¿cine político?, ¿cine de entretenimiento? Aunque las películas españolas aparecían de forma habitual en las carteleras, al igual que las de otros países europeos, incluidas las soviéticas, la primera conclusión del libro es que el auge de las «majors» propició la abrumadora presencia del cine americano. Hollywood ofrecía sueños de confort y de felicidad, valores muy apreciados en la deteriorada vida civil durante los años de la contienda, siguiendo la doctrina del Código Hays donde se leía que en las películas de Hollywood se debían presentar "correctos estándares de vida" de las clases medias. El cine era un divertimento, pero también una forma de interpretar la realidad que se debía controlar.
Cómo dar una buena clase se fija en cómo los nuevos comunicadores digitales captan la atención, aunque sin perder nunca de vista que una clase entretenida no es necesariamente una clase fructífera. El buen enseñante necesita cultivar la humildad, no rehuir ni abusar de su poder, saber gestionar el rechazo, planificar bien tiempos y contenidos, manejar el storytelling y, ademas, crearse un personaje. Eso si, mejor que sea uno alejado de los cliches romanticos tipo El club de los poetas muertos. Aqui los autores aportan claves realistas y pragmaticas (y algo de mindfulness) para sobrevivir a la dispersion de la atencion a la que obliga el contexto digital. No hay recetas milagrosas y si un unico camino: "Prueba. Intenta. Arriesga. Falla. Se profesor".