José Ignacio Tellechea nació en San Sebastián el 13 de abril de 1928. Se doctoró en historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma tras cursar los estudios de teología. Desde 1966 hasta 1999 fue catedrático de historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia de Salamanca. Perteneció a la Real Academia de la Historia. Está considerado uno de los principales especialistas en la España del siglo XVI. Murió en su ciudad natal el 8 de marzo de 2008. Entre su centenar de libros cabe destacar: Los espirituales del siglo XVI español, 1994, y Los sueños de Francisco Javier, 2006. Mención especial merece su edición crítica de fray Bartolomé de Carranza, Documentos históricos I-VIII, 1962-1994.
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Tras su aparición, no han dejado de sucederse las ediciones de esta obra, que hechiza al lector desde la primera frase. Ignacio Tellechea ha desempolvado los archivos de media España del siglo XVI para trazar la biografia esencial de un hidalgo y pobre andariego que, solo y a pie, recorre los caminos de la peninsula iberica y de Europa con el unico deseo de llegar a Jerusalen, ansioso por pisar las huellas del Señor. Pagina tras pagina, se asiste al prodigio de ver a Iñigo de Azpeitia dialogando con la gente, rodando por posadas y senderos, mendigando y comiendo lo que le dan y cuando se lo dan. La gente lo conoce como el hombre del saco y los niños como lome sant, aunque para algunos empieza a resultar un loco nada deseable. Alcanzada la ciudad donde murio Jesus, regresa a Roma, que tambien es Jerusalen, hasta que un dia otoñal de 1556 muere al modo natural, segun afirma un testigo. A este caminar constante, entre gozos y contratiempos, se reduce esta bella y rigurosa biografia de Ignacio, el hijo menor de los Loyola.
Desde su aparición, no se han dejado de suceder las ediciones de este libro. Una de las razones tal vez sea el hechizo que, nada más abrir las primeras páginas, produce su lectura. Página tras página, se asiste al prodigio de ver a Íñigo de Azpeitia dialogando con la gente, rodando por posadas y por caminos, mendigando y comiendo «lo que le dan y cuando se lo dan». Un hidalgo y pobre andariego que recorre, «solo y a pie», todos los caminos de España y de Europa con el único deseo de llegar a Jerusalén, ansioso por pisar las huellas de Jesús. Vuelve a Roma, que «también es Jerusalén», hasta que un día otoñal de 1556 muere «al modo natural», según afirma un testigo. A este caminar constante, entre gozos y contratiempos, se reduce esta bella y rigurosa biografía de Ignacio, el hijo menor de los Loyola.