En el mundo contemporáneo las apariencias han sustituido a la realidad. No obstante, la fotografía, una tecnología históricamente al servicio de la verdad, sigue ejerciendo una función de mecanismo ortopedico de la conciencia moderna: la camara no miente, toda fotografia es una evidencia. A partir de vivencias personales, el autor critica esta creencia y reflexiona sobre aspectos fundamentales de la creacion y de la cultura actual.