Cuando Monseñor Charles W. Rutherford, único cardenal negro candidato a suceder al Santo Pontífice, consigue conciliar el sueño cada noche, comienzan a desfilar ante él, impenitentes, los fantasmas de su pasado. C. W. Rutherford, "un hombre bueno" y con una dedicación profundamente vocacional, ambiciona el poder supremo en la Iglesia Occidental, pero con el secreto proyecto de remover sus cimientos anquilosados, adecuándolos a la vertiginosa marcha de los tiempos. Quizá sea la envergadura del proyecto lo que le provoca este desasosiego, o quizá sea su propia faceta humana, a la que sucumbe irremisiblemente de tanto en tanto, como cualquier mortal y le ocasiona no pocos conflictos internos. En cualquier caso, es incapaz de imaginar la estrecha relación entre su estado de angustia y los vaticinios de la profecía que duerme en los sótanos de la nave vaticana, cuya existencia ignora el propio Santo Padre, y de cuyo cumplimiento dependerá la continuidad, no sólo de la Iglesia, sino de la Humanidad entera...
Un "soplo" sin demasiada entidad descubre al verdadero responsable de la amenaza terrorista que se cierne sobre Occidente. Alguien que, con aparencia de cordero, lleva esperando pacientemente décadas para asestar el castigo último y definitivo a su enemigo americano y a todo cuanto este representa. Para ello conjura a las fuerzas de la naturaleza en un cataclismo natural que desdibujaría por completo el mapamundi actual.Pero en esta locura megalómana es "cazado" con métodos tan antiguos y simples como la propia humanidad: las armas de seducción de una bella espía israelí y el eficaz trabajo de un solitario mercenario español.