Juan Felipe Robledo comparte con nosotros su deleite no solo con el mundo sino con su harto anunciada fugacidad. Una dicha prometida a la nada, esa es la miseria y la grandeza de nuestros días que vemos en sus poemas sin ningun atenuante sobrenatural. Y sabe que el mundo es esplendido y misterioso, y que sin el lenguaje nos resultaria inaccesible. Porque es el lenguaje lo unico que nos permite dibujar un mapa en la noche, lo que nos deja percibir lo visible y lo invisible, lo evidente y lo misterioso.