Los cuentos de esta colección se instalan con autoridad en el territorio moderno de la narración que se desborda, con predominio de la ficción autobiográfica, los finales abiertos, la serie B como referente y, sobre todo, la ambigüedad. Un mono desdentado en el piso de un ecologista, esperando la muerte; un ultra del Real Madrid que enloquece en su relación con un muñeco encontrado en una bolsa de patatas fritas; una mujer amada que se va y una mujer iluminada que muere; la duplicación exacta del tiempo que produce el alcohol; una conspiración de piojos; los seres queridos que se han ido quedando aislados —cada uno en su pedazo de cuento roto—, que sufren, que pierden la razón. Estos son los paisajes por los que deambula el narrador de Carreras delictivas, desde su perspectiva llena de asombro, de descreimiento a veces, pero también de ternura. «De todas las formas de humor que enriquecen el libro de Juan Sebastián Cárdenas, reírse de uno mismo siempre me parecerá la más auténtica y feliz» (Fernando Iwasaki).
Un fantasma recorre las páginas de este libro. ¿Sientes su presencia? ¿Qué formas adoptan los espectros? ¿De dónde viene la obsesión atávica por dejar constancia de sus apariciones en una infinidad de relatos y cuentos? El fantasma toca pero no puede ser tocado y no deja de volver. Sus desafíos elementales a las leyes de la materia lo convierten en la figura central de la literatura fantástica.
Tras recibir la noticia de la muerte de su hermana, un hombre comienza una huida que lo lleva del centro congestionado de una ciudad latinoamericana a sus arrabales, por cuyo dominio pelea la selva. Todo en el viaje de este hombre se convierte en deriva. Vive, junto a los compañeros que se le van uniendo, en el aturdido presente de los supervivientes de una catástrofe, que solo pueden alimentar la estrategia de la propia fuga: continuar, avanzar, seguir adelante... La política del hombre moderno.