Novelista, poeta, relatista y especialista en contar historias que, sin llegar a lo sobrenatural, alcanzaban altas cotas de malignidad. Fue una decidida influencia sobre otros escritores como Auguste Villiers de l’Isle-Adam, Leon Bloy e incluso Marcel Proust y Henry James.
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Jules Barbey d'Aurevilly (1808-1889) fue educado en el seno de una familia de toga normanda y recibió una educación marcada por el rigor religioso y la moral. En vida fue para muchos de sus contemporaneos un personaje en continua pose. Su fisico excentrico y sus exagerados juicios y opiniones contribuyeron a hacer de el un individuo fuera de los parametros oficiales. La dinamica provocacion-reaccion que subyace en su conducta y en su obra resulta ser un concentrado perfecto para estudiar la dinamica ideologica y estetica de su siglo. Leer sus ficciones y ensayos permite realizar un apasionado y apasionante repaso por una compleja y profunda epoca.Un cura casado, menos popular tal vez queLas diabolicas, otra de las obras fundamentales del autor, concentra, sin embargo, de modo mas claro el universo imaginario aurevilliano, emparentado con el Romanticismo de la decepcion: ese rechazo furibundo de su momento historico y la negacion del futuro. Las figuras de Jean Sombreval, el cura renegado poseido por el ansia del conocimiento cientifico, y de Calixte, como encarnacion de la virtud y dotada de la fuerza de las mujeres pasionales que recorren las paginas de las obras del autor, no dejaron a nadie indiferente: Zola le reprocho haber escrito una encendida defensa del celibato eclesiastico, mientras que el arzobispo de Paris prohibia su venta al publico.Jules Barbey d'Aurevilly (1808-1889) fue educado en el seno de una familia de toga normanda y recibió una educación marcada por el rigor religioso y la moral. En vida fue para muchos de sus contemporaneos un personaje en continua pose. Su fisico excentrico y sus exagerados juicios y opiniones contribuyeron a hacer de el un individuo fuera de los parametros oficiales. La dinamica provocacion-reaccion que subyace en su conducta y en su obra resulta ser un concentrado perfecto para estudiar la dinamica ideologica y estetica de su siglo. Leer sus ficciones y ensayos permite realizar un apasionado y apasionante repaso por una compleja y profunda epoca.Un cura casado, menos popular tal vez queLas diabolicas, otra de las obras fundamentales del autor, concentra, sin embargo, de modo mas claro el universo imaginario aurevilliano, emparentado con el Romanticismo de la decepcion: ese rechazo furibundo de su momento historico y la negacion del futuro. Las figuras de Jean Sombreval, el cura renegado poseido por el ansia del conocimiento cientifico, y de Calixte, como encarnacion de la virtud y dotada de la fuerza de las mujeres pasionales que recorren las paginas de las obras del autor, no dejaron a nadie indiferente: Zola le reprocho haber escrito una encendida defensa del celibato eclesiastico, mientras que el arzobispo de Paris prohibia su venta al publico.
Alucinantes relatos que tienen como protagonistas toda clase de mujeres. Mujeres adúlteras, mujeres asesinas, duquesas convertidas en vengativas prostitutas e incluso mujeres tan perversas como para morir fulminadas en los brazos de su amante, son algunos de los personajes principales cuyas vidas amorosas narra el autor en estas seis historias heterogéneas que, en palabras de Jules Barbey d'Aurevilly":..no son diabluras: son DIABÓLICAS, historias reales de este tiempo de progreso y civilización tan deliciosas, tan divinas, que, cuando uno se propone describirlas, parece siempre que el Diablo las ha dictado".
Mujeres adúlteras, mujeres asesinas, duquesas convertidas en vengativas prostitutas, e incluso mujeres tan perversas como para morir fulminadas en los brazos de su amante, son algunos de los personajes cuyos avatares pasionales narra Jules Barbey d'Aurevilly en estas seis historias que, en sus propias palabras, «no son diabluras, son diabólicas, historias reales de este tiempo de progreso y civilización tan deliciosas, tan divinas, que, cuando uno se propone describirlas, parece siempre que el Diablo las ha dictado». Mediante una prosa exquisita, el autor busca exorcizar al mundo de los males que tan bien conoció; para ello decide revelarlos en su más desnuda y profunda impiedad, puesto que es ahí donde «reside toda la moralidad de un libro». Sin embargo, Las diabólicas termina por poseer y envolver al propio lector, que resulta ser una víctima más de los «inocentes monstruos» femeninos que Jules Barbey d'Aurevilly inmortalizó en estas páginas que han resistido de maravilla al paso del tiempo.
Los Memoranda son los diarios que Barbey d'Aurevilly escribió, con largos intervalos de silencio, entre 1836 y 1864. La literatura francesa es rica en diarios y en memorias; algunos de los ejemplos más insignes nos los dan André Gide, Paul Léautaud, Léon Bloy o Julien Green. Barbey d'Aurevilly escribe sus Diarios venciendo una gran resistencia interior, y muchas veces con fastidio; pero los escribe, y sólo los escribe, porque se lo han pedido sus amigos (Guérin, Trebutien) o su prometida, Madame de Bouglon (el «Ángel Blanco», la única mujer por la que estaba dispuesto a renunciar a su altiva soledad); y, para Barbey, la amistad y el amor tienen una autoridad a la que no es posible resistir. Podemos afirmar por esto que, en cierto modo, sus Diarios pertenecen más al género epistolar que a la literatura diarística, prolongando en el papel el temperamento de brillante conversador de su autor.
Las diabólicas es una colección de seis relatos acerca de mujeres seductoras, vengativas, implicadas en actos de violencia; mujeres desmedidas, amantes, misteriosas. Chicas jóvenes que se convierten en victimas de sus propias pasiones, lujuria desatada en personas frias, aventuras amorosas y venganzas por despecho. Sucubos nacidos de una ultima vuelta de tuerca del romanticismo.