En un mundo en que los fármacos -sean drogas, tecnologñias o vñictimas expiatorias- consiguen hacernos insensibles a la angustia, esta implacable estancia en la conciencia, este acto de eficacia narrativa que no tiene otra caracterizacion que la mas radical honestidad etica y estetica, que en su conjunto son los asombrosos cuentos de Julio San Francisco, nos lleva a la saludable presencia de una parte de la condicion humana que solo por riesgo propio podriamos ignorar.