Ciudad Rodrigo, cuyo origen episcopal se remonta al reinado de Fernando II de León, no tuvo Seminario diocesano hasta el último tercio del siglo XVIII. La decidida voluntad del prelado legionense, Cayetano Cuadrillero y Mota, junto a la politica legislativa de Carlos III, y al respaldo del fiscal Campomanes, explican que en un lustro, de 1764 a 1769, el titular de la Mitra Civitatense pudiera, con ayuda de su clero y, en particular, de la corporacion catedralicia, inaugurar el edificio y acoger los primeros becarios, el 26 de noviembre del ultimo año citado. Gracias a ese generoso y eficaz impulso, acorde con las ideas ilustradas del momento, se estructuraron los estudios basicos de Latinidad en tres niveles, a los que concurrian vecinos de todo el obispado, fueran clerigos o laicos, y como premisa para el acceso a los ulteriores de Filosofia y Teologia, redactando para ello sus propias constituciones, que fueron previamente experimentas en la vida diaria, antes de obtener el refrendo del Consejo de Castilla. El alto nivel de formacion, adquirido por los discentes que concurrian a sus aulas, permitio acceder directamente al examen de los grados academicos que otorgaba la Universidad de Salamanca, aunque el privilegio solo contemplaba el bachilleramiento en ambas Facultades. Algunos avatares que surgieron en la actividad docente realizada durante estos años, generalmente desconocidos, y otros incidentes, cuyo centro de referencia fueron o bien ciertos eclesiasticos de la localidad, o bien la propia institucion, a partir de sus superiores, son otros aspectos que se analizan en esta obra, siempre desde el analisis directo de las fuentes manuscritas ineditas, conservadas en diversos archivos locales y foraneos.
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