Segunda novela de la nueva colección Von Vereiter, con una extensa lista de títulos. Acción, intriga...Allá por las décadas de 1960 y 1970, mientras Curtis Garland y Silver Kane acercaban la novela negra a grandes masas de lectores y Marcial Lafuente Estefanía popularizaba el western en los quioscos, un hoy olvidado Enrique Sánchez Pascual hacía lo propio bajo los seudónimos Karl von Vereiter, Hans Klüberg o Alex Simmons en la literatura bélica y en el último caso también en la ciencia-ficción. Fueron más de 800 títulos escritos a lo largo de casi treinta años, que compitieron con otros exponentes del género como Sven Hassel. Casi cuarenta años después, Editorial Malabar rescata las novelas de Karl von Vereiter, libros rebosantes de intriga y acción, un clásico la literatura pulp bélica de absoluta actualidad.
Una misión aliada, angloamericana, sale de Londres para ofrecer a los partisanos yugoslavos toda la ayuda que necesitan con tanta urgencia. Técnicos, militares, especialistas. El equipo es completo. Demasiado, quizá… ya que entre ellos va un traidor. Una persona que obedece las órdenes de Himmler. Órdenes precisas, concretas y sencillas: ¡MATAR A TITO! Porque el mariscal se había convertido ya en el símbolo de la lucha del país contra el odioso invasor, porque era el primer hombre en Europa que había conseguido organizar un ejército que ocupaba amplias zonas de la geografía yugoslava. Porque sus hombres le seguían ciegamente. Porque estaban seguros de que les conduciría a la victoria. Una misión de paz y de ayuda. Pero también de muerte. Uno de los más emocionantes relatos de Karl von Vereiter, donde además de la conocida humanidad en los personajes, aparece, quizá más que en ninguno de sus libros, la intriga y el suspense.
«Porque ambos pertenecían a la Nueva Alemania. Porque ambos seguían al hombre que había prometido hacer del país una nación fuerte y temida. Porque ambos gritaban con frecuencia aquella frase que est
«Como una cuña de acero, las fuerzas blindadas alemanas avanzaban hacia el oeste, hacia el mar, empezando a dibujar sobre los mapas de los estados mayores la gigantesca tenaza que iba a cerrarse a la espalda de las fuerzas francobritánicas que seguían en Bélgica.» Por primera vez en sus obras, Karl von Vereiter va a colocarse, casi de una manera exclusiva, «del lado aliado» y, más concretamente, del lado británico. De la mano de una pequeña unidad británica, de un grupo de valientes y sufridos hombres, va a hacernos revivir aquellas tremendas jornadas por el largo camino de la esperanza hacia las playas abarrotadas de soldados que miran, con temor e incertidumbre, el brazo de mar que les separa de la vida y de la libertad. Porque Dunkerque no fue una batalla, sino algo mucho más sencillo, más humano. Se trató de una retirada trágica —¿y hay alguna que no lo sea?—. Una retirada con todas las espantosas consecuencias que lleva consigo. Sólo Vereiter podía ser capaz de describir el ambiente opresivo que reina en los corazones de los hombres que se repliegan.