Los discursos forenses de Lisias son nuestra mejor fuente para la vida privada de los atenienses en el periodo clásico y para el derecho ático en todos sus aspectos (clases y naturaleza de los procesos, procedimiento, etc.).De Lisias, que vivio en Atenas como meteco entre 445 y 380 a.C., conservamos treinta y cuatro discursos (sin contar el discurso sobre el amor que Platon le asigna en el Fedro). En la Antiguedad se le atribuyeron mas de cuatrocientos, y fue considerado uno de los diez grandes oradores aticos, entre los que se distinguia por su estilo sobrio y claro; los aticistas le oponian, como modelo del decir y argumentar, a las pompas del asianismo y sus metaforas teatrales. En Roma fue el modelo de los partidarios de una oratoria clara y sencilla, frente a una retorica recargada como la ciceroniana. Lisias trato en sus discursos los mas variados asuntos, en causas publicas y privadas, y practicamente en todos los generos de unas y otras (de ilegalidad, traicion, extranjeria, impiedad, vejaciones, adulterio, negligencia o mala administracion de los bienes de un huerfano, daños por violencia o violacion, malos tratos, homicidio, injurias verbales), asi como referidas a propiedad y obligaciones contractuales y al derecho de familia (sucesiones, tutela).Lisias fue ante todo un buen abogado de causas privadas, un logografo, que asesoraba en cuestiones juridicas y escribia discursos para que los pronunciaran otros (en Grecia las partes de un proceso debian hablar en nombre propio y personalmente, sin que las representara un abogado). Sus obras forenses nos ofrecen una imagen muy nitida de la sociedad de su tiempo, de esa Atenas democratica donde los pleitos eran frecuentes y los tribunales, un espacio para demostrar la inteligencia y el dominio de la expresion.Para los antiguos, Lisias fue un gran modelo literario en cuanto a la oratoria y a la construccion de discursos: para exponer su teoria de la retorica en el Fedro, Platon lo cita a el. Sus virtudes literarias son las del clasicismo: ocultacion de los mecanismos compositivos, con apariencia de sencillez y falta de artificio, pureza del lenguaje atico, precision, exactitud, sobriedad, claridad expositiva y maestria en la etopeya o mostracion del caracter de los personajes. Estos rasgos lo alejan del estilo elevado o patetico de Demostenes (claro que no hubo de enfrentarse a la amenaza del macedonio Filipo ni de exhortar a la defensa de la patria, pues sus clientes eran gentes corrientes con casos cotidianos). En cuanto a la organizacion del discurso, Lisias brilla en las dos partes centrales (narracion y demostracion) por su modo de presentar y organizar los hechos y de ir introduciendo las pruebas al hilo del relato.
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