Philip Dormer Stanhope (1694-1773), conde de Chesterfield, fue un gran estadista y hombre de letras. Educado en francés y en inglés, cursó estudios en la Universidad de Cambridge y emprendió poco después un largo viaje por el continente europeo. En 1715 fue nombrado gentilhombre de cámara del príncipe de Gales, y sus dotes oratorias y sus buenas relaciones con el poder, así como su instinto para la política, facilitaron su ingreso en la Cámara de los Comunes. En 1728 aceptó el cargo de embajador en La Haya, donde conocería a Elizabeth Du Bouchet, con quien tuvo un hijo, Philip, que sería el destinatario de las cartas que hoy presentamos. Desde su publicación en 1774, estas cartas han sido obra de referencia en todo cuanto a la educación y las buenas maneras se refiere. No sólo ya por el saber que atesoran, sino por la admirable capacidad de descripción, ironía y deducción que hacen de Chesterfield uno de los clásicos imprescindibles de la literatura inglesa.
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"Los grandes señores, especialmente los del siglo XVIII, gozan de la fama de ser pésimos padres de familia. Philip Dormer Stanhope, cuarto conde de Chesterfield (1694-1773), el autor de las Cartas que se van a leer, es el prototipo por excelencia del gran señor dieciochesco. Sus costumbres libertinas, el wit que le hacia temible en Londres y ser apreciado por Swift y por Voltaire, se diria que casan mal con el amor paterno y la vocacion perseverante del preceptor. Y, sin embargo, fueron precisamente el padre y el preceptor los que prevalecieron, en la fama postuma de Lord Chesterfield, sobre el hombre de mundo, con su desenvoltura, y sobre el hombre de ingenio. Un año despues de su muerte, en 1774, veia la luz la obra que ha hecho de el, quiza a su pesar, un clasico de la literatura inglesa: las cartas que dirige a su hijo Philip desde 1737 [...]. Nunca padre alguno se ha mostrado preceptor tan afectuoso y previsor como este Lord que pasaba por seco y desencantado. Nunca hijo alguno ha sido guiado, seguido, acompañado, adoctrinado, aconsejado, enseñado, reprendido, con mas paciente dulzura y vigilancia que este hijo de Lord." Marc Fumaroli
Los grandes señores, especialmente los del siglo XVIII, gozan de la fama de ser pésimos padres de familia, Philip Dormer Stanhope, cuarto conde de Chesterfield, el autor de las Cartas que se van a leer, es el prototipo por excelencia del señor dieciochesco.
My object is to have you fit to live; which, if you are not, I do not desire that you should live at all.' So wrote Lord Chesterfield in one of the most celebrated and controversial correspondences between a father and son. Chesterfield wrote almost daily to his natural son, Philip, from 1737 onwards, providing him with instruction in etiquette and the worldly arts. Praised in their day as a complete manual of education, and despised by Samuel Johnson for teaching `the morals of a whore and the manners of a dancing-master', these letters reflect the political craft of a leading statesman and the urbane wit of a man who associated with Pope, Addison, and Swift. The letters reveal Chesterfield's political cynicism and his belief that his country had `always been goverened by the only two or three people, out of two or three millions, totally incapable of governing', as well as his views on good breeding. Not originally intended for publication, this entertaining correspondence illuminates fascinating aspects of eighteenth-century life and manners.