Ludwig Hohl (1904-1980), hijo de un pastor protestante, nació en Netstal, en el cantón suizo de Glarus. Desde muy joven se dedicó por entero a la literatura. Pasó largas temporadas en Francia y Holanda. En 1937 se instaló en Ginebra, donde residió hasta su muerte. En esa ciudad vivió humildemente en un sótano durante más de veinte años rodeado de sus máximas y aforismos que colgaba con pinzas de tender la ropa, dando lugar a innumerables anécdotas. Durante algún tiempo, su obra estuvo solo al alcance de un pequeño círculo, pero gracias a la admiración de autores como Max Frisch, Friedrich Dürrenmatt y Peter Handke, sus numerosos y singulares textos han ido llegando a cada vez más lectores de distintos países.
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Matices y detalles (1939) fue el primer libro publicado de Ludwig Hohl. No es de extrañar, porque en Matices y detalles se desarrollan los temas esenciales del pensamiento de Hohl. El autor suizo concibe al ser humano como artista existencial. La creación literaria y artística, para cualquier hombre, no sólo para los escritores y artistas, es una necesidad vital para justificar su existencia. No es un lujo ni un capricho, sino su verdadero trabajo en la sociedad y en el tiempo. Hohl altera radicalmente el concepto de trabajo en las sociedades modernas y, así, propone otro concepto de sociedad moderna. No se refiere a ninguna actividad remunerada ni a la producción de bienes materiales de consumo, sino a la tarea individual y constante de desarrollar nuestras máximas capacidades y posibilidades de construir diariamente un sentido a la relación entre lo interior y lo exterior, entre lo limitado y lo ilimitado, entre conciencia y mundo. Y, lo más importante, esta tarea no está reservada a una élite, sino a cualquier ser humano que se sumerja en este revolucionario y salvador concepto de trabajo.
Poesía y filosofía conviven en estrecha intimidad en estas páginas que cuentan los avatares de dos escaladores dispuestos a llegar a la cima de una montaña
Una hoja cae sobre un hombre desamparado en mitad de la calle, un matrimonio en las tristísimas afueras de una triste ciudad encuentra compañía en un erizo que acaba convirtiendose en un monstruo, el onirico paisaje del turbio invierno holandes, las lentas deformaciones internas que sufren las mujeres borrachas obligadas a ocultar su embriaguez, una figura tan silenciosa y oscura que se confunde con la noche, un pequeño pais a orillas del mar donde las jovenes se vuelven feas despues de casarse, tres viejas de un pueblo de montaña: Camino nocturno presenta nueve relatos en los que, con un estilo sobrio y contundente, revelador, Hohl expone los hechos, a partir de pequeños detalles y breves escenas, en su mas intima y humana profundidad. "Conozco a muchos escritores afirma Durrenmatt. Ludwig Hohl es el unico ante el que tengo mala conciencia. Hohl es necesario, nosotros somos pura contingencia. Nosotros documentamos lo humano, Hohl lo establece."