Luis A. Ruiz Casero (Alcalá de Henares, 1985) es Doctor en Historia por la UCM y arqueólogo por la Universidad de Alcalá, habiendo cursado dos Másters en Arqueología y Educación. En 2015 publicó una monografía sobre la olvidada batalla del Sur del Tajo durante la Guerra Civil española, conflicto en el que ha centrado su actividad investigadora. Forma parte del equipo de Alfredo González Ruibal (Incipit-CSIC) y del departamento de Arqueología y Recursos Culturales de AUDEMA, con quienes ha participado en varios proyectos arqueológicos sobre la Guerra Civil. Es miembro de la Asociación Española de Historia Militar y ha publicado artículos en editoriales como Archaeopress, Springer o Desperta Ferro. Su tesis doctoral lleva por título "Los flancos del asedio de Madrid. Un estudio comparado de los frentes estabilizados de Toledo y Guadalajara (1937-1939)", y fue realizada bajo la dirección de Gutmaro Gómez Bravo. Entre sus líneas de investigación pueden mencionarse el estudio de la Guerra Civil en los frentes secundarios, la pervivencia de la mujer en primera línea tras la militarización de las milicias; así como la materialidad del conflicto y la didáctica del patrimonio.
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Tras el cruento ciclo de batallas en torno a Madrid que se sucedieron durante el primer invierno de la Guerra Civil española, parecería que la lucha en los flancos de la capital se había extinguido. Pero en los frentes estabilizados de Toledo y Guadalajara la matanza no habia hecho mas que empezar. Madrid nunca dejo de ser un objetivo militar de primer orden para los ejercitos en lucha, que ansiaban defenderla o expugnarla a cualquier precio. En consecuencia, en los sectores del Centro se libro a lo largo de dos años una guerra olvidada, a una escala hasta ahora desconocida, que causo un enorme sufrimiento a quienes la vivieron. En Toledo y Guadalajara se sucedieron los golpes de mano, los bombardeos, y las razias hasta el final de la guerra, y en ocasiones tuvieron lugar alli operaciones importantes, en las que intervinieron miles de hombres apoyados por abundante artilleria, carros y aviacion. Con contadas excepciones se trato de un conflicto sordo, desdibujado, librado en lugares remotos, sin aparente influencia en el desarrollo global de la guerra. Las fuentes dibujan de manera inequivoca un escenario de terror cotidiano mas alla de las grandes batallas bien conocidas de Brunete, Teruel o el Ebro, que poco tiene que ver con los frentes en calma que algunos historiadores han descrito. En el libro Sin lustre, sin gloria. Toledo y Guadalajara, frentes olvidados de la Guerra Civil, Luis Ruiz Casero, con una prosa que situa a su obra en la mejor tradicion de los grandes autores de historia militar, retrata esta guerra cruel, aspera, en la que los combatientes morian en el paramo sin la patina gloriosa de las grandes maniobras. La muerte no entiende de gestas. De este relato de las operaciones libradas en los frentes de Castilla, estos frentes olvidados, emerge una nueva narrativa de la Guerra Civil, con despliegues violentisimos aun en los sectores mas apartados, y unos oponentes porfiados que libraron un combate sin cuartel.
Tras el cruento ciclo de batallas en torno a Madrid que se sucedieron durante el primer invierno de la Guerra Civil española, parecería que la lucha en los flancos de la capital se había extinguido. Pero en los frentes estabilizados de Toledo y Guadalajara la matanza no habia hecho mas que empezar. Madrid nunca dejo de ser un objetivo militar de primer orden para los ejercitos en lucha, que ansiaban defenderla o expugnarla a cualquier precio. En consecuencia, en los sectores del Centro se libro a lo largo de dos años una guerra olvidada, a una escala hasta ahora desconocida, que causo un enorme sufrimiento a quienes la vivieron. En Toledo y Guadalajara se sucedieron los golpes de mano, los bombardeos, y las razias hasta el final de la guerra, y en ocasiones tuvieron lugar alli operaciones importantes, en las que intervinieron miles de hombres apoyados por abundante artilleria, carros y aviacion. Con contadas excepciones se trato de un conflicto sordo, desdibujado, librado en lugares remotos, sin aparente influencia en el desarrollo global de la guerra. Las fuentes dibujan de manera inequivoca un escenario de terror cotidiano mas alla de las grandes batallas bien conocidas de Brunete, Teruel o el Ebro, que poco tiene que ver con los frentes en calma que algunos historiadores han descrito. Una guerra cruel, aspera, en la que los combatientes morian en el paramo sin la patina gloriosa de las grandes maniobras. La muerte no entiende de gestas. De este relato de las operaciones libradas en los frentes de Castilla, estos frentes olvidados, emerge una nueva narrativa de la Guerra Civil, con despliegues violentisimos aun en los sectores mas apartados, y unos oponentes porfiados que libraron un combate sin cuartel.
Tras la dramática toma de Toledo en septiembre de 1936, la liberación del derruido Alcázar y la resistencia que en él ofrecieran los insurgentes se convirtieron en un mito que acabaría por ocultar no ya lo ocurrido en la sublevacion y asedio, sino tambien todo lo ocurrido anteriormente