Marcos Obregón nace en 1973 en Barcelona. Licenciado en filología hispánica, durante años compagina su pasión por la interpretación dramática con el trabajo editorial. En 2005, sufre un brote psicótico muy grave que le supone múltiples ingresos e incontables noches de urgencias. Tres años más tarde se le adjudica una incapacidad absoluta. Desde entonces se dedica a luchar por la dignidad de las personas con sufrimiento psíquico, en los últimos años en calidad de presidente de la asociación Radio Nikosia. En la actualidad cursa el posgrado de Salud Mental Colectiva de la URV. Su deseo es continuar trabajando por mejorar las condiciones y los derechos de las personas señaladas con un diagnóstico psiquiátrico.
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El autor de este libro pasó de trabajar en el mundo editorial, dar clases de interpretación actoral y estar bien considerado, a ser bipolar, con vida de bipolar, con pensión de bipolar. Y ser mirado y tratado como bipolar; en algunos casos con desconfianza, en otros con paternalismo y casi siempre con recelo.Esta obra valiente y sincera cuenta como el sentimiento de ineptitud social, junto a la cronicidad de la medicacion parecen el camino marcado para alguien que ha sufrido una crisis mental grave. Es facil que el diagnostico se confunda con la esencia de la persona y se reduzca a una receta comoda para millones de personas. A un diagnostico. Con el valor emocional de lo vivido, este libro resulta tan intenso que rehuye la posibilidad misma de redencion. Pero de eso se trata. De afrontar la soledad, el desamparo, con ayuda ajena, hablando, compartiendo la angustia. No de describir patologias ni de marcar con dudosos diagnosticos, sino de comprender, si se puede, y de aliviar el sufrimiento. Nada que ver con la autoayuda ni con la negacion radical de la medicacion, pero tampoco con una biomedicina pautada, inflexible y despersonalizada. Solo la aceptacion de la locura como parte del ser humano nos permitira una mirada de ternura hacia los considerados locos, pero sobre todo hacia nosotros mismos.
El autor de este libro pasó de trabajar en el mundo editorial, dar clases de interpretación actoral y estar bien considerado, a ser bipolar, con vida de bipolar, con pensión de bipolar. Y ser mirado y tratado como bipolar; en algunos casos con desconfianza, en otros con paternalismo y casi siempre con recelo. Esta obra valiente y sincera cuenta como el sentimiento de ineptitud social, junto a la cronicidad de la medicacion parecen el camino marcado para alguien que ha sufrido una crisis mental grave. Es facil que el diagnostico se confunda con la esencia de la persona y se reduzca a una receta comoda para millones de personas. A un diagnostico. Con el valor emocional de lo vivido, este libro resulta tan intenso que rehuye la posibilidad misma de redencion. Pero de eso se trata. De afrontar la soledad, el desamparo, con ayuda ajena, hablando, compartiendo la angustia. No de describir patologias ni de marcar con dudosos diagnosticos, sino de comprender, si se puede, y de aliviar el sufrimiento. Nada que ver con la autoayuda ni con la negacion radical de la medicacion, pero tampoco con una biomedicina pautada, inflexible y despersonalizada. Solo la aceptacion de la locura como parte del ser humano nos permitira una mirada de ternura hacia los considerados locos, pero sobre todo hacia nosotros mismos.