Mª Cristina Inogés Sanz (Zaragoza) es laica y teóloga por la Facultad de Teología Protestante de Madrid, SEUT. Durante diez años participó en www.predigten.uni-goettingen.de y también en la publicación anual Lecturas diarias, de la Iglesia evangélica de Río de la Plata (Argentina). En SAN PABLO ha escrito «Charitas Pirckheimer (Una vela encendida contra el viento)», y otros tres libros de la serie Susurros: «Susurros de muerte y resurrección», «Susurros de esperanza y esperanza», y «Susurros de angustia y amor». Colabora habitualmente en Vida Nueva; Donne, Chiesa, Mondo –suplemento femenino de L’Osservatore Romano–; Ecclesia, Vida Religiosa y 7 Margens (Portugal).
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Para comprender mejor la vida de un místico de nuestro tiempoEn la vida de Thomas Merton hubo muchas mujeres. Están su madre y otras mujeres de su familia; aquellas que conoció, en el más amplio sentido del termino, durante su alocada juventud; la madre de su hijo; aquellas que formaron parte, mas adelante, de su circulo de amigos; aquellas otras con quienes mantenia correspondencia y que le ayudaron a ver otros puntos de vista o profundizar en los suyos, y, finalmente, M -como el la llama-, el amor de su vida, siendo ya monje. Las mujeres y Merton parece un tema que no se evita, pero del que se prescinde en cuanto hay oportunidad. La historia de la Iglesia esta salpicada de parejas que le han aportado mucho. Lo unico que hace falta es una mirada limpia y una lengua contenida cuando se desconocen las circunstancias.
Cristina Inogés da voz en esta cuarta entrega de la serie de «Susurros» a una figura relevante que aparece doce veces en el Nuevo Testamento: María Magdalena, discípula y amiga de Jesús. Sus meditaci
Las beguinas fueron misticas absolutamente originales, capaces de desarrollar un pensamiento teologico inedito, cuyo centro es el alma que busca a Dios a traves de un incesante dialogo amoroso, dirigido simplemente a sen~alar el proceso que siguenatodos aquellos que emprenden un camino espiritual, "porque Dios Amor no exige nada para darlo todo, y que lo mejor para el alma es aniquilarse en Dios". No eran bien vistas por dos motivos: en primer lugar, se las consideraba un peligro, porque intelectualmente eran superiores a gran parte de la poblacion y del propio clero; y tambien porque se dedicaban al cuidado de la gente mas desfavorecida sin pedir nada a cambio; eran humildes y sencillas. Esto despertaba un sentimiento de miedo y rechazo en la sociedad medieval del momento, que estaba marcada por el cambio radical de la Iglesia, que habia evolucionado desde la defensa de la ayuda al projimo hasta la Iglesia perseguidora de infieles y herejes, que se sustentaba en el poder de la Inquisicion -y de la poca cultura de la gente-.
Siempre vemos a Judas como una figura histórica del pasado, como el «traidor» o el «maldito». Se pregunta la autora en la introducción a este libro quién puede garantizar que toda la eternidad de Jud
"¿Por que este libro ahora? Porque a veces hay que decir lo que se piensa para seguir siendo fiel a lo que somos –y donde, por supuesto, está la fidelidad a la forma y fondo de vida que se ha decidido vivir–, y porque es el momento.Tras pensarlo durante mucho tiempo, tras hacer silencio, tras dejar espacio al silencio –que necesita mucho– y con tranquilidad, porque al silencio no le gustan las prisas ni los agobios, y con disposicion a escuchar lo que el silencio –Silencio– dijera. Asi, desde la realidad de la escucha nace este libro. Ni desde el dolor que paraliza ni desde la decepcion que retrotrae, que ya llevamos muchos años de camino como para frenar por algunas menudencias, y hay mucho por hacer. Desde la simple realidad, que es la que es, desde ahi arranca esta reflexion".Con esas palabras se expresa la teologa Cristina Inoges, autora de este libro cuyo tema de fondo es el miedo. El miedo de los hombres –en este caso, de Iglesia– a las mujeres por tres cuestiones: miedo a lo desconocido, miedo a las propias reacciones y miedo a compartir espacios y lugares. "No todos los hombres de Iglesia tienen miedo, pero si una gran mayoria”, asegura Inoges.Laica catolica, se formo en la Facultad de Teologia Pr