En este análisis de los primeros colonialismos de la historia se rastrean las raíces orientales del sistema colonial fenicio del I m ilenio a.C. y se sitúa la metrópoli, Tiro, como el último eslabón de una larga cadena de experiencias coloniales en el Próximo Oriente antiguo. La autora repasa algunas teorías y debates sobre el comercio y el fenómeno colonial, hace un recorrido por aquellas situ aciones coloniales que surgieron en Oriente en un contexto de comercio interregional de larga distancia y analiza aquellos ejemplos -Egipto, Biblos, Uruk, Assur- donde interviene una metrópoli de tradición mercantil que actúa como intermediaria entre distintos ci rcuitos interregionales de intercambio. El éxito de una metrópoli colonial se mide por su capacidad de integrar economías dependientes y complementarias en circunstancias de fuerte demanda de materias primas por parte de las grandes potencias. En este contexto, lo s beneficios obtenidos en las colonias gracias a las diferencias de precios entre unas regiones y otras nos devuelven al eterno debate sobre el lugar de la economía en el mundo antiguo y la pertinencia o no de utilizar rasgos de la economía moderna -mercado, capital, iniciativa privada, leyes de la oferta y la demanda, dinero- para explicar las economías del pasado.
La expansión colonial fenicia al Mediterráneo central y occidental fue fruto de una larga y fructífera experiencia de las ciudades fenicias y, en particular, de Tiro, en el comercio internacional, del papel de intermediarias de estas ciudades portuarias entre las grandes potencias del interior -Asiria, Babilonia, Urartu- y el Mediterráneo y de una situación única de demanda de materias primas, que favorecía la búsqueda de nuevos mercados. Entre los siglos IX y VI a.C. Tiro y otras ciudades fenicias establecieron el primer sistema mediterráneo de comercio internacional fundando numerosas colonias en Sicilia, Cerdeña, Andalucía, Ibiza, bahía de Túnez, Portugal y Marruecos atlántico e incorporando vastas regiones de la Europa «bárbara» a sus circuitos de intercambio. Todo ello reportó enormes beneficios y transformó a Tiro en la primera potencia comercial y colonial de la época. Además, Tiro supo aprovechar los circuitos comerciales del área atlántica, introduciendo en Occidente un nuevo metal, el hierro, con la consiguiente depreciación del bronce y el colapso de las economías prehistóricas tradicionales, cuya producción había dependido casi enteramente del bronce. Un episodio colonial, por consiguiente, nada inocente, que tendría importantes repercusiones en el desarrollo socioeconómico de las comunidades indígenas. Recientes hallazgos arqueológicos, en particular en Portugal, Andalucía y Levante español, han permitido ampliar el horizonte geográfico de esta diáspora comercial y ajustar su cronología. En esta nueva edición, se incorporan y dan a conocer los últimos descubrimientos arqueológicos y las nuevas cronologías, que obligan a situar el inicio de la expansión colonial fenicia mucho antes de lo que se había establecido.