María González García

María García González es documentalista. Ha trabajado para varias Administraciones Públicas y entidades privadas. En 2012-2013 disfrutó de una beca para el Congreso de los Diputados y Senado. Directora de proyectos en la empresa privada donde trabaja, haciendo labores de consultoría sobre gestión de información. Licenciada y doctora en ciencias de la información y documentación, tesis doctoral y sobresaliente cum laude y premio extraordinario de doctorado (2016), es profesora asociada en el Departamento de Información y Documentación de la Universidad de Murcia (UM).La implementación de recomendaciones dadas por normativas y directrices tanto europeas como nacionales, se están dejando en el camino varias fases definidas e identificadas que deberían solucionarse previamente a la hora de implantar la Administración Electrónica en entidades locales de mediano, pequeño nivel.Esta realidad conduce a la adopción de un enfoque por procesos, donde por un lado, se diseña y aplica un modelo de descripción de procesos institucionales que vierte una estructura conceptual de un proceso real para un entorno electrónico y, por otro, un modelo de metadatos que comprende una estructura lógica para describir esa conceptualización, siendo el principal objeto de estudio un expediente administrativo real.Los resultados obtenidos tras la aplicación metodológica conducen a fundamentar, plantear y solucionar algunas de las muchas cuestiones que figuran en esta monografía tales como: ¿cómo se solucionará el problema de la Interoperabilidad Organizativa y Semántica?; ¿es necesario adoptar otro posicionamiento respecto a la redacción de un nuevo marco legislativo para la gestión de los procesos tramitados de forma electrónica?, etc...

María González está llena de sentimientos. Y a través de su obra se la conoce mejor. En este nuevo poemario va a la búsqueda de Dios y del consuelo que se puede encontrar estando cerca de Él. Su sensibilidad le permite comprender a las personas que sufren y hace de ello sus escritos. ¿Puedes decirme mi Dios, a qué altura de la vida voy a encontrarte? "Te estoy esperando siempre en silencio. Tengo que ir al campo, coger el silencio en un ramillete de flores y ofrecértelo". El lector sentirá un gran sosoiego al adentrarse en el libro y su lectura será apacible y hermosa. Sale del corazón. Y la búsqueda religiosa permite hacer de cada poema una bella oración.