María Luisa Mora, desde su primer libro Las hiedras difíciles (1986), ha destacado por una poesía auténtica en donde la emoción y la magia confirman el milagro de la inspiración poética. Su segunda entrega Ese largo viaje hacia la lluvia, mereció un Accésit del Premio Adonais en 1988. Ahora, en LA TIERRA INDIFERENTE, con el que ha obtenido el VII Premio Carmen Conde, nos invita a un recorrido por los paisajes humanos que, con sus grandeza y miserias, habitan esta dolorida tierra llena de amor y de odio, a la que podemos redimir por el camino de la belleza. Un libro sorprendente, que rebasa toda previsión emotiva.
La trayectoria de MARÍA LUISA MORA está marcada en toda su obra por una emoción contenida, por una lejanía del artículo. LA RESPUESTA ESTÁ EN ELVIENTO surge de una introspección compleja del alma donde la percepción del mundo se aleja de lo terrenal para acercarse y acercarnos a un Dios comprensivo que puede entender las dificultades y las alegrías del ser humano. Imágenes que cobran fuerza en su palabra y en su memoria. Un libro de apasionada hondura y permanente huella. _ Debilidad Qué fácil levantar la mirada al firmamento y pedirte favores prolongados como una noche al raso de una feria y qué fácil culparte de no haber recibido lo pedido, mientras que nos tiramos en la cama pensando en el dinero de los ricos y en la influencia de los poderosos. Qué fácil exigirte a ti, Señor, que eres tan sencillo, una infinita gestación de suerte, un mar de luz, una primavera sin crepúsculos, mientras danzamos en ciudades pobres y la mies que cogemos no es tan dorada ya como debiera, mientras nos decimos a la cara una mentira y otra y, mientras la tristeza sale de nuestro pecho y rige el mundo. Qué fácil que el corazón se pierda entre los estertores de la prisa, mientras en los almendros más hermosos duermen cuervos malignos que les quitan el puesto a tus ángeles. Sabes que el hombre es débil y que, en tus manos eternas, se abandona al golpe del dolor y a la mentira de la lluvia y, por eso, creaste Tú el perdón: bálsamo que cura las heridas, mano que acuna la sangre de los vivos.