Creando una admirable tensión entre lo cómico y lo trágico, el Premio Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias de las Letras, Mario Vargas Llosa, libera en esta novela una historia en la que el amor se nos muestra indefinible, dueño de mil caras, como la niña mala.¿Cual es el verdadero rostro del amor?Ricardo ve cumplido, a una edad muy temprana, el sueño que en su Lima natal alimento desde que tenia uso de razon: vivir en Paris. Pero el rencuentro con un amor de adolescencia lo cambiara todo. La joven, inconformista, aventurera, pragmatica e inquieta, lo arrastrara fuera del pequeño mundo de sus ambiciones.Testigos de epocas convulsas y florecientes en ciudades como Londres, Paris, Tokio o Madrid, que aqui son mucho mas que escenarios, ambos personajes veran sus vidas entrelazarse sin llegar a coincidir del todo. Sin embargo, esta danza de encuentros y desencuentros hara crecer la intensidad del relato pagina a pagina hasta propiciar una verdadera fusion del lector con el universo emocional de los protagonistas.Mario Vargas Llosa juega enTravesuras de la niña mala (2006) con la realidad y la ficcion para ilustrar la complejidad del amor: pasion y distancia, azar y destino, dolor y disfrute... ¿Cual es el verdadero rostro del amor?La critica ha dicho...Una novela de amor de hoy, de erotismo, con encuentros, separaciones, sufrimientos, engaños, entrega, y tambien mucha verdad, y en la que Vargas Llosa, a modo de entomologo, analiza minuciosamente la condicion humana, como su gran admirado Flaubert enLa educacion sentimental, obra que se cita en la novela, entre otras muchas referencias literarias a las que alude el autor. Y es que la idea de novela para Vargas Llosa es "la experiencia totalizadora de la condicion humana".El PaisLa niña mala recuerda a los amorosos de Sabines: buscan la felicidad sin nunca encontrarla, pues encontrarla equivaldria a perderla sin remedio. Muy recomendable esta novela, en apariencia modesta, pero que en realidad rasca con saña exquisita en nuestros mas intimos deseos y frustraciones domesticas.Javier Munguia,Revista de Letras
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