La segunda novela de Mark S. Geston, Fuera de la Boca del Dragón, transcurre mil años después de Los Señores de la Astronave y, según dice Donald A. Wollheim, «es la obra de un joven estudiante una novela que considero como la más desesperada de toda la ciencia ficción moderna». Si Lords of the Starship describe la construcción de una nave espacial cuyos trabajos duran siglos y en los cuales se despilfarra todo el potencial de la raza humana en una labor que, finalmente, resulta ser una burda mentira, su continuación, en un mundo que podría ser una Tierra devastada dentro de millones de años, nos deja ver un planeta cubierto por las ruinas donde se cometen una y otra vez los mismos errores. Un mundo esquilmado, con una población cada vez más reducida y llamada a los enfrentamientos de una lucha final encabezando las filas de la sagrada causa de destruir de una vez por todas a las fuerzas del mal. Los apocalipsis inacabables siempre abocan en una mentira, en un desastre cada más mayor que sume lo que queda de humanidad en un pozo cada vez más hondo. La novela describe los acontecimientos de la última lucha. Los llamados a filas son los de siempre: la juventud del mundo que parte a la guerra para enfrentarse a un enemigo que nunca nos es descrito. Los hombres siguen a un profeta que, nuevamente, los traicionará. Desanimado, el protagonista de la novela escapa y vaga por un planeta donde ve que «la humanidad ha tirado demasiado de la cuerda, está agotada y el mundo ha terminado, Dios ha muerto realmente y el universo se seca y se rompe; el fin absoluto de toda esperanza», nos dice Wollheim. Y añade: "Una obra notable, especialmente si se considera que la ha escrito un miembro de nuestra última generación . ¿Es posible que sea un joven observador y sensible de la clase media, bien educado, culto, el que nos muestre el futuro del mundo donde le ha tocado vivir? La respuesta, sin lugar a dudas es "sí".
Las tres novelas de Mark S. Geston que se han reunido bajo el título genérico de Los libros de las guerras nos hablan del futuro, pero no de un futuro romántico y maravilloso, sino de un futuro negro y condenado sin remisión. La serie de novelas encabezada por Los Señores de la Astronave arranca tres mil años después de una devastadora guerra atómica que ha destruido el mundo que conocemos. Lo que queda de él son recuerdos de algo parecido a una Edad Dorada nacida de sus cenizas. Un mundo que fuera ultratecnológico queda convertido en un erial donde se alzan una serie de países que parecen emular los imperios medievales y que se enfrentan continuamente. Sin salida, sin nada que pueda empujar a la civilización a seguir adelante, una pequeña camarilla liderada por la figura de un general carismático y misterioso, pone en marcha la construcción de una astronave con unas dimensiones magníficas: un poco más de once kilómetros de largo, quinientos treinta metros de diámetro y una envergadura máxima de cinco kilómetros y medio. Con ella pretenden llevar a la especie humana a un nuevo mundo, el Hogar, donde los hombres podrán de nuevo ser libres para labrarse un futuro, esta vez entre las estrellas. Ese es el método elegido para revitalizar una raza en peligro de extinción y que carece de esperanzas en un planeta con la atmósfera envenenada y cubierto de mutantes. Pero hay un problema: nadie quiere que la nave despegue, pues lo que se pretende es montar una tremenda mentira sobre la que asentar un nuevo periodo de esperanza y gloria para la especie humana. Mas la verdad, que siempre se abre paso, descubrirá una mentira antigua y revelará una nueva verdad. En boca de John Clute, esta es una de las pocas novelas que pueden ser consideradas como verdaderas obras maestras del género.