Arrugas de silencio tiene la sustancia agridulce de la temporalidad, de lo que se desarrolla y se desenvuelve con el tiempo mismo, tratado de un modo fascinante, en que el erotismo es un factor de vida y de necesidad. Estructurado en tres secciones, este poemario nos brinda la oportunidad de reflexionar acerca del comportamiento humano en la edad madura, llevando consigo el pasado como una sensación sublime de hallazgo inoportuno. De un modo subjetivo, nos envuelve con palabras cadenciosas, de versos polimétricos que emulan los movimientos del cuerpo, ofreciendo metáforas palpables de intensidad y fuerza que ponen de manifiesto la naturaleza incandescente de la sensualidad.
Las fuentes de la Expresión Corporal dentro de la línea expuesta en esta obra se remontan a la renovación cultural-artística-educativa relacionada con el movimiento y el arte, que surgió en Alemania a principios del siglo XX, donde confluyen tres aspectos: la dimensión orgánica del movimiento, cuyos padres fueron, entre otros, R. Bode y H. Medau; la educación rítmica y musical a través del movimiento, promovida por Emile J. Dalcroze; y los nuevos planteamientos sobre la danza y el moviendo, investigados por Rudolf V. Laban. Del complejo y sistémico mundo de la Expresión Corporal (EC), su autora en este libro, de una manera didáctica, el proceso seguido desde etapa inicial de sensibilización, hasta la creatividad corporal. Trata los temas básicos de la EC desarrollados a lo largo de nueve capítulos y acompañados de 90 fotografías ilustrativas de cada tema.