Esta memoria, suscita en siete décadas, recoge lo más esencial de las vivencias todas de una biografía en cuyo inmediato entorno aparecen graves acontecimientos de la historia de España y en cuyo núcleo se sitúa un modo muy peculiar del ejercicio de una carrera militar en nuestros días. El libro subraya de manera elogiosa el arte de recordar como si la memoria fuese una cualidad de la persona a la que conviene poner por delante del cultivo de la razón y de la forja del carácter. Los testimonios del periodo 1932 - 2002 aparecen ordenados en siete capítulos y un epílogo, referido éste a la actualidad más palpitante. Se corresponden con la infancia, tal como fue vivida durante los agitados años treinta; con la juventud atravesada en lo que llaman los fecundos años cincuenta y con la síntesis de familia profesión lograda, según el autor, en la década vertebral de los sesenta. Culmina la obra autobiográfica con claras referencias a la política española de los años setenta, acaecidos en una década crítica donde se sitúa su ejercicio de la dirección General de Patrimonio Artístico y Cultura del Ministerio de Educación y Ciencia. Las reconsideraciones de lo sucedido, tanto en los ochenta como en los serenos años noventa al general convertido en memorialista, cierran el siempre sincero ejercicio del arte de recordar con la atención fija en tareas de enseñanza primero y luego de investigación.
Esta memoria, suscita en siete décadas, recoge lo más esencial de las vivencias todas de una biografía en cuyo inmediato entorno aparecen graves acontecimientos de la historia de España y en cuyo núcleo se sitúa un modo muy peculiar del ejercicio de una carrera militar en nuestros días. El libro subraya de manera elogiosa el arte de recordar como si la memoria fuese una cualidad de la persona a la que conviene poner por delante del cultivo de la razón y de la forja del carácter. Los testimonios del periodo 1932 - 2002 aparecen ordenados en siete capítulos y un epílogo, referido éste a la actualidad más palpitante. Se corresponden con la infancia, tal como fue vivida durante los agitados años treinta; con la juventud atravesada en lo que llaman los fecundos años cincuenta y con la síntesis de familia profesión lograda, según el autor, en la década vertebral de los sesenta. Culmina la obra autobiográfica con claras referencias a la política española de los años setenta, acaecidos en una década crítica donde se sitúa su ejercicio de la dirección General de Patrimonio Artístico y Cultura del Ministerio de Educación y Ciencia. Las reconsideraciones de lo sucedido, tanto en los ochenta como en los serenos años noventa al general convertido en memorialista, cierran el siempre sincero ejercicio del arte de recordar con la atención fija en tareas de enseñanza primero y luego de investigación.
De todas las batallas que se libraron durante la guerra civil española, la del Ebro es la más crucial, no sólo por su fiereza, sino porque tras ella quedó históricamente decidido el resultado de la contienda. Fue una batalla de «cien días» —se desarrolló entre el 25 de julio de 1938 y el 14 de noviembre del mismo año— en el marco de una guerra de «mil días», la guerra de España. Este capítulo de nuestra historia no explica todo el enfrentamiento, pero sí la crueldad de una dialéctica de voluntades hostiles que desencadenó un fuerte choque entre grandes ideales: los encarnados por Vicente Rojo, comandante de Infantería, y Francisco Franco, general de división. El primero influido por hombres como Miaja, Torrado o Hernández Saravia, y el segundo por gente como Mola, Dávila o Kindelán.Ambos frentes, con casi un cuarto de millón de soldados en sus filas, definieron el juego estratégico y la conducción de las operaciones militares en un radio de acción de 50 kilómetros, cuyo centro debemos situar en Gandesa. La repercusión de la batalla tanto en la política nacional como más allá de nuestras fronteras fue enorme; supuso, entre otras cosas, la retirada de las Brigadas Internacionales así como el reconocimiento de la España de Franco en el horizonte internacional.Alonso Baquer analiza minuciosamente las medidas tácticas y políticas tomadas por personajes tan relevantes como Azaña, Negrín, Franco, Rojo, Dávila, Modesto, Yagüe, Barrón, Líster, Tagüeña y García Valiño, apoyándose en numerosos relatos tanto de especialistas en la materia como de los propios protagonistas.