El dolor y la muerte se dan cita en la sala de espera de un hospital. En este escenario, un pequeño grupo de personajes se entrecruza sin ser consciente de los cambios que se van a producir en sus vidas: un hombre que busca con obstinación el coche que atropelló a su hijo de catorce años en una carretera solitaria, una mujer que aguarda durante toda una vida la oportunidad para demostrar su entrega y su devoción, un paciente en estado de coma y su hijo, que tratan infructuosamente de decirse todo aquello que les quedó pendiente, aun sabiendo que ya es demasiado tarde. Las dificultades en la comunicación, el remordimiento, la culpabilidad y el azar que juega con el destino humano, componen el tejido de fondo de esta historia, en la que incluso el amor está supeditado a la esperanza.
Verano de 1978. Un pequeño pueblo a orillas del mediterráneo es el escenario de una historia de amor entre dos adolescentes de caraterísticas singulares: él, un chico de una inteligencia casi prodigiosa pero sumamente acomplejado por su aspecto físico; ella, sordomuda de nacimiento y sin embargo obsesionada con la poesía y las palabras.
Un joven editor decide dar un giro radical a su vida para centrarse en lo que más desea: escribir una novela. Tras abandonarlo todo (novia, trabajo, amigos y familia), el protagonista se ve atrapado por la extraña realidad de un vagabundo que habita un coche abandonado, un misterioso indigente sobre el cual planea la sombra de una niña desaparecida cinco años atras en una playa llena de turistas. Estos personajes y, otros mas, conviven en Sintecho (novela ganadora del XVII Premio Vargas Llosa), seres desubicados, errabundos, vapuleados constantemente por el azar y el destino, que luchan por encontrar un lugar donde poner a resguardo sus vidas. Nos encontramos ante un relato escrito en dos planos narrativos alternos que esboza, ademas, una poetica metafora sobre los imprecisos limites entre la realidad y la ficcion.
¿Puede el ser humano vivir sin lazos emocionales? ¿El amor se halla en nuestro código genético? ¿Estamos diseñados para dar y recibir afecto? El narrador y protagonista de"No sé quién eres"nunca se ha planteado estas cuestiones y vive sin verse afectado por sus congeneres. No obstante, se cruzara con Eugenio Somoza, un viejo antropologo y explorador que le contara una delirante aventura amazonica y le facilitara una droga de efecto imprevisible. Esta novela cambiante, merecedora del Premio Tristana, es un juego de historias que contienen sueños y de sueños que contienen historias, un viaje al centro de esa otra selva oscura y desconocida que es el corazon del hombre.
Tener un padre barbero y republicano convierte a cualquiera en hijo de la conversaci:amp;oacute;n y la camarader:amp;iacute;a. Crecer en una barber:amp;iacute;a supone ser testigo de la vida a trav:amp;eacute;s de un espejo, un cristal enorme que muestra, a tama:amp;ntilde;o natural, los entresijos de la existencia. Pero en tiempos de guerra, la realidad se esconde siempre al otro lado del espejo: un viejo gallo que s:amp;oacute;lo canta los d:amp;iacute;as laborables, una loca encerrada que grita desde su ventana un nombre que nadie entiende, un farmac:amp;eacute;utico eternamente preocupado por la hora, un estibador anarquista, un limpiabotas que dibuja con bet:amp;uacute;n sobre peri:amp;oacute;dicos atrasados, una enigmatica y hermosa mujer... Y por encima de todo y de todos est:amp;aacute;n la locura y el miedo, el amor y la esperanza, lo complicado de vivir en un mundo que no est:amp;aacute; hecho a la medida de nadie.