Este libro, más que permitirnos escapar de la monotonía de la realidad cotidiana, lo que nos ofrece es una esperanza. La esperanza de que en alguna zona de Asia Central exista un lugar privilegiado, limpio de egoismos y temores humanos. Ese lugar aguarda el momento de que tres cuartas partes de la humanidad abran su corazón y su mente, dirigiendo su foco de atención hacia la bondad y la trascendencia. Ese lugar afirma: Sólo los necios caen en la tragedia del hambre de inmortalidad física. El sabio es aquél que sabe que su esencia es ya inmortal.