Venerado e incomprendido por sus colegas, alabado por las generaciones posteriores como el padre del arte moderno, Paul Cézanne (1839-1906) ha sido durante mucho tiempo un tema de fascinación para los artistas y amantes del arte, para escritores, poetas y filósofos. Su vida fue una búsqueda artística incesante, y canalizó una buena parte de sus preocupaciones estéticas en las diferentes entrevistas que reúne este volumen. Entre confesiones melancólicas y teorías que más bien le desesperan, las conversaciones con el artista revelan tanto sus cualidades pictóricas como las de un hombre que indiscutiblemente está entre el panteón de los grandes de todos los tiempos.
Cézanne i Zola foren amics a partir de la seva
adolescència, quan eren estudiants a Aix-en-Provence.
La correspondència entre els dos artistas
mostra com els seus talents s’anaven desenvolupant
tot i
En esta correspondencia vibran todas las cuerdas de un temperamneto inmensamente rico y desigual. Si Cézanne sabía ser frívolo y despreocupado en sus cartas de juventud, aparece sencillo, agradecido y amigable en sus numerosas misivas a Zola, afectuoso y lleno de cierto respeto cuando se dirige a Pissarro, insolente cuando escribe al superintendente de Bellas- Artes, violento en sus cartas a Oller, respetuoso aunque firme para con sus padres, temeroso, triste y amargo en una carta a Gasquet, pero con la excepcion de algunas juveniles, sus cartas se resienten siempre de preocupaciones; todas parecen escritas durante los raros instantes en que descansan sus pinceles; todas lo muestran continuando infatigablemente sus investigaciones pictoricas.
La obra de Cézanne es tan coherente, tan completa, que no pertenece a mundo particular alguno: es un mundo en sí mismo, ubicado en lo infinito y lo universal, con la solemnidad de las cosas que han e