En Aribe, pequeña población de no más de diez caseríos y menos de cincuenta vecinos, vivió el cazador de lobos más famoso de todo el Pirineo navarro. Medía casi dos metros de altura y tenía la fuerza de varios hombres. Aunque rudo y de pocas palabras, era bonachon y apacible. Ahora bien, cuando se metia en el bosque, se transformaba en un ser temible. Su nombre era Pedro, pero en el pueblo lo llamaban Pericon el Alimañero; en el pueblo y en toda la comarca, porque sus servicios eran requeridos y bien pagados a ambos lados del Pirineo. Enamorado de Elisabete, la intrepida posadera de Esterenzubi, la pareja vivira aventuras y andanzas que los llevaron desde el valle de Aezkoa hasta los valles de Karrantza y Aiara, ademas de sus incursiones a lo largo de toda la costa vasca. En su viaje conoceran marineros, corsarios y contrabandistas, entre los que hallaran grandes complices pero tambien peligrosos enemigos. Ambientada en el siglo XVII, Lobos de nuestro escudo es un cuento atemporal, una novela inclasificable, impregnada de un realismo magico y un lirismo que hacen de su lectura un placer.
No todas las miradas son iguales. La del fotógrafo Pedro Zarrabeitia es preciosista y artística, capaz de ver más allá de lo que sus ojos le muestran, siempre impaciente por otorgar a sus fotos una pincelada de personalidad. En ese singular paseo visual por los puentes de la ria de Bilbao que nos ofrece le acompaña del brazo la periodista Argiñe Areitio, una mirada distinta que toma cuerpo en los textos que acompañan las imagenes, otra manera de ver los puentes que saltan sobre el Ibaizabal desde Bolueta hasta Portugalete.
Atraído por el alto valor que la estelas discoidales tienen como parte del patrimonio histórico y artístico vasco, Pedro Zarrabeitia Miñaur se ha dedicado durante años a la localización y el estudio de las mismas. Se ha partido de un archivo de 4500 fotografías, de las que se han estudiado y dibujado 1150 estelas, seleccionadas por su simbolismo y belleza. Es el primer trabajo que se extiende a todos los territorios de Euskal Herria. Las estelas están identificadas según su localización actual y en lo posible, con su lugar de origen, señalados en una serie de mapas. Todas las estelas son diferentes y representativas de las distintas épocas, tipologías, zonas geográficas, estilos artísticos y simbologías. El proceso empleado ha sido el de la búsqueda de cada estela sobre el terreno, fotografía, estudio, interpretación y dibujo. La presentación final de las estelas se ha hecho mediante dibujos a tinta, coloreados posteriormente con técnica digital. El libro está dividido en diversos capítulos en los que se abarcan las facetas más interesantes del mundo de la estela discoidal, con un texto explicativo, fotografías de referencia geográfica o artística y la reproducción de las estelas correspondientes.
En Aribe, pequeña población de no más de diez caseríos y menos de cincuenta vecinos, vivió el cazador de lobos más famoso de todo el Pirineo navarro. Medía casi dos metros de altura y tenía la fuerza de varios hombres. Aunque rudo y de pocas palabras, era bonachon y apacible. Ahora bien, cuando se metia en el bosque, se transformaba en un ser temible. Su nombre era Pedro, pero en el pueblo lo llamaban Pericon el Alimañero; en el pueblo y en toda la comarca, porque sus servicios eran requeridos y bien pagados a ambos lados del Pirineo.Enamorado de Elisabete, la intrepida posadera de Esterenzubi, la pareja vivira aventuras y andanzas que los llevaron desde el valle de Aezkoa hasta los valles de Karrantza y Aiara, ademas de sus incursiones a lo largo de toda la costa vasca. En su viaje conoceran marineros, corsarios y contrabandistas, entre los que hallaran grandes complices pero tambien peligrosos enemigos.Ambientada en el siglo XVII, Lobos de nuestro escudo es un cuento atemporal, una novela inclasificable, impregnada de un realismo magico y un lirismo que hacen de su lectura un placer.