No hay tiempo para leer. En este libro, el profesor Carbonell nos propone redactar y presentar escritos para «VER»... y leer. Las comunicaciones escritas con amigos, conocidos y familiares, las que se realizan entre profesionales y colegas y las propias de la administración y de las empresas, nacen, muchas veces, condenadas al fracaso. Para no pocas situaciones se encuentran en el más lamentable abandono. Por esto, todo el mundo prefiere hacerlo directamente. De allí que las reuniones de todo tipo, y sobre todo el teléfono, hayan pasado a ser los recursos más demandados entre las personas y las organizaciones en general. Esto no significa un avance. Significa realizar contactos y trabajar en común apelando a soportes propios de la «improvisación» con la natural pérdida de tiempo y de dinero. Al escribir nos obligamos a pensar, a prever, a considerar nuestros objetivos y a perseguir conciliarlos con los de los demás. Por esto, la forma escrita viene a poner orden y concierto en toda clase de comunicaciones y trabajos. La complejidad de la vida de relación, la hiperorganización que demandan las grandes y pequeñas comunidades para ser gestionadas con éxito, exigen pensar antes de obrar. Y, aquí, hay que decir que, cuando para pensar se tenga que apelar a las palabras, la mejor garantía es hacerlo por escrito. Porque: quien no escribe, no piensa. Las personas de buena voluntad que comprendan la necesidad de mejorar y de perfeccionar sus comunicaciones de todo orden, los estudiantes y sus profesores, los profesionales, los funcionarios, los hombres y mujeres de negocios, encontrarán en este libro un aliado indispensable.
El uso correcto de la palabra es fundamental en nuestro éxito en los negocios, las relacciones profesionales y las personales. Para conseguir este buen uso, todo directivo, orador, profeso
Roberto G. Carbonell nos entrega en este libro más de 37 años de estudio y experiencia divulgando técnicas y recursos para concretar con éxito toda clase de presentaciones en público. Aquí encontrará el lector las ayudas y los soportes necesarios para desenvolverse con aplomo y seguridad. Servirse de la mejor imagen personal ante los grupos más exigentes, sean estos grandes o pequeños, y valerse de los medios visuales con profesionalidad y persuasión. Con sus propuestas y enseñanzas, un bien hacer espontáneo y convincente mandará al olvido las habituales tensiones y miedos que suelen limitar y disminuir, a los ojos de los demás, la propia valía y el esperado nivel del comunicador o de la comunicadora.
La importancia de la lectura no precisa ser destacada. Su volumen creciente para el ejercicio de las artes y las profesiones la convierten en una tarea obligada e indispensable. A todo ello hay que sumar el caudal de novedades que vuelve a ser preciso conocer y manejar por imperiosa exigencia de la formacion permanente.