El progreso de la cirugía cardiaca ha debido superar —de ahí su tardío desarrollo—reticencias ancestrales impuestas por el simbolismo mítico del corazón, tan universal que, por usar un parámetro, cuenta con más de dos millones de entradas en Google. Sólo los cirujanos han logrado dar al traste con la mitificación de la víscera o —al menos— sentar las bases de que el mito, el simbolismo, quede reducido a pura metáfora. La narración de la trayectoria vital del doctor Ramiro Rivera pone de relieve la evolución de las ciencias de la salud, cómo era la medicina a mediados del pasado siglo y su diferencia con la situación actual; también la opción de los poderes públicos por lo público frente a lo privado, o lo que se dio en llamar en el tardofranquismo «la socialización de la medicina». Pese a su permanencia casi ininterrumpida en centros públicos durante casi cuarenta años, el autor es defensor a ultranza de la competitividad entre centros y profesionales, tanto en la sanidad privada como en la pública, como única garantía de calidad asistencial y de control del gasto. En todo tiempo y lugar el corazón ocupa un lugar relevante en la cultura e historia de la Humanidad, con connotaciones incluso religiosas. No debe extrañar que tanta carga simbólica haya potenciado el respeto o temor reverencial de los galenos hacia el corazón hasta el punto de retrasar el progreso de su estudio y tratamiento. Gracias a figuras como la de Ramiro Rivera, la cirugía cardiovascular ha ganado el respeto de la clase médica y el reconocimiento social y científico; para ello ha sido preciso rebajar el simbolismo de un órgano que —como todos— es capaz de enfermar y es susceptible de ser curado, sin que ello afecte lo más mínimo ni al alma ni a los sentimientos del sujeto. El autor subraya sus asertos con citas de valientes intervenciones personales, que jalonan unas Memorias tan imprescindibles como apasionantes.
En estas valiosas memorias del célebre cirujano Ramiro Rivera se abordan sus relaciones con los políticos regionales en los inicios de su ejercicio profesional en Sevilla, entre 1961 y 1973, y con los partidos politicos mas tarde. Su traslado a Madrid, durante la Transicion y el control por el Partido Socialista de la Diputacion Provincial primero y del Estado despues, tuvo para el doctor Rivera inesperadas e insolitas consecuencias que le llevaron desde ser separado de su ejercicio en la entonces Ciudad Sanitaria Provincial Francisco Franco hasta participar en la refundacion del Partido Popular, ser miembro de su Comite Ejecutivo, Diputado por Jaen y portavoz de Sanidad en el Congreso (1989-1990). La creacion de la Asociacion Medicina Actual y la campaña en las primeras elecciones libres del Colegio de Medicos de Sevilla (incluida su detencion acusado de comunista); la necesidad de desalojar el Hospital como consecuencia de un terremoto; las oposiciones al Hospital Provincial de Madrid; los enfrentamientos con el Marques de Villaverde cuando tuvo a su cuidado a su suegro -el Jefe del Estado- en la llamada primera enfermedad de Franco; las huelgas de medicos de su hospital y el ser expedientado por Rodriguez Colorado; las elecciones a la presidencia del Consejo General de Colegios Medicos de España y sus cuatro años de mandato; el Plan de Reorganizacion Sanitaria y la transferencia de las competencias sanitarias a Galicia con Fraga como presidente, son episodios que parecerian de novela si no fuesen absolutamente reales en todos sus detalles