Nueva Edición 2007 en Tapa BlandaSir Lawrence Alma-Tadema fue uno de los mejores y más característicos pintores victorianos. Nacido en Holanda, se instaló en Londres en 1870 y se hizo célebre por sus representaciones pictóricas del lujo y la decadencia del Imperio Romano en escenas localizadas en fastuosos interiores marmóreos o sobre el fondo, de un azul deslumbrante, del mar Mediterráneo y el cielo. En un ensayo original y perspicaz, Rosemary J. Barrow nos ofrece un retrato cautivador y con rastros sutiles de la exuberante personalidad del artista, que se labró una brillante carrera personal en el seno de la elite artística y cultural de Londres. Pero lo más destacado es el examen al que somete sus cuadros, mediante el cual revela que Alma-Tadema, gran estudioso de la antigüedad, solía servirse de alusiones literarias y arqueológicas para proponer a su público un juego interpretativo. Una y otra vez, la inocencia aparente de sus escenas se ve alterada por la maliciosa presencia de una estatua o una inscripción que sugieren a los iniciados un significado más oscuro y por lo general transgresor. La obra de Alma-Tadema, pintor olvidado tras su muerte, se vuelve a admirar hoy día por su belleza y por la notable maestría en la representación de la luz, el color y las texturas. Este libro, con sus nuevas y enigmáticas apreciaciones sobre la personalidad y las intenciones del autor, es un estimulante estudio de un destacado artista planteado desde un punto de vista totalmente original.
Sir Lawrence Alma-Tadema (1836-1912) was one of the finest and most distinctive of the Victorian painters. Dutch-born, he moved to London in 1870, and became famous for his depictions of the luxury and decadence of the Roman Empire, set in fabulous marbled interiors or against a backdrop of dazzling blue Mediterranean sea and sky. In this original and penetrating study, Rosemary Barrow presents an absorbing and often amusing portrait of an exuberant personality who carved out a brilliant career for himself at the heart of London`s artistic and cultural life. But above all, she subjects the paintings to a fresh scrutiny, and reveals that Alma-Tadema, a knowledgeable student of antiquity, repeatedly used literary and archaeological allusions in his paintings to subvert their apparently innocent meaning. Neglected after his death, Alma-Tadema`s paintings are once again admired for their beauty and their remarkable mastery of light, colour and texture. With its fresh and intriguing new insights into his personality and intentions, this book now provides a challenging reassessment of a major artist.
Sir Lawrence Alma-Tadema (1836–1912) was one of the finest and most distinctive of the Victorian painters. Dutch-born, he moved to London in 1870, and became famous for his depictions of the luxury and decadence of the Roman Empire, set in fabulous marbled interiors or against a backdrop of dazzling blue Mediterranean sea and sky. In this original and penetrating study, Rosemary Barrow presents an absorbing and often amusing portrait of an exuberant personality who carved out a brilliant career for himself at the heart of London’s artistic and cultural élite. But above all she subjects the paintings to a fresh scrutiny, and reveals that Alma-Tadema, a knowledgeable student of antiquity, repeatedly used literary and archaeological allusions in his paintings to subvert their apparently innocent meaning. Neglected after his death, Alma-Tadema’s paintings are once again admired for their beauty and their remarkable mastery of light, colour and texture. With its fresh and intriguing new insights into his personality and intentions, this book now provides a challenging reassessment of a major artist.
Sir Lawrence Alma-Tadema fue uno de los mejores y más característicos pintores victorianos. Nacido en Holanda, se instaló en Londres en 1870 y se hizo célebre por sus representaciones pictóricas del lujo y la decadencia del Imperio Romano en escenas localizadas en fastuosos interiores marmóreos o sobre el fondo, de un azul deslumbrante, del mar Mediterráneo y el cielo. En un ensayo original y perspicaz, Rosemary J. Barrow nos ofrece un retrato cautivador y con rastros sutiles de la exuberante personalidad del artista, que se labró una brillante carrera personal en el seno de la elite artística y cultural de Londres. Pero lo más destacado es el examen al que somete sus cuadros, mediante el cual revela que Alma-Tadema, gran estudioso de la antigüedad, solía servirse de alusiones literarias y arqueológicas para proponer a su público un juego interpretativo. Una y otra vez, la inocencia aparente de sus escenas se ve alterada por la maliciosa presencia de una estatua o una inscripción que sugieren a los iniciados un significado más oscuro y por lo general transgresor. La obra de Alma-Tadema, pintor olvidado tras su muerte, se vuelve a admirar hoy día por su belleza y por la notable maestría en la representación de la luz, el color y las texturas. Este libro, con sus nuevas y enigmáticas apreciaciones sobre la personalidad y las intenciones del autor, es un estimulante estudio de un destacado artista planteado desde un punto de vista totalmente original.