«Me lo trajeron a casa una mañana de junio, degollado, descuartizado a hachazos como un cerdo. [?] Lo tendí sobre la mesa de granito del patio, el que usábamos para las fiestas grandes, y lo lavé con el chorro de la manguera. [?] ¡Malditos sean quienes le desgarraron el pecho para arrancarle el corazón con las manos y patearlo como una pelota de trapo!» Con esta escena de piedad arcaica se inicia el relato de Mintonia Savuccu, un relato escrito al borde de la muerte para aliviar un viejo dolor que la anciana no quiere, pese a todo, sepultar en el olvido. El lector se ve inmerso desde las primeras páginas de este libro en el mundo primitivo y feroz de la Cerdeña rural durante los años de entreguerras. Es allí donde Mintonia y Micheddu empiezan a amarse con la obsesiva urgencia de las pasiones infantiles y donde seguirán amándose cuando él tenga que echarse al monte y ella, «hembra desventurada» que solo puede verlo a escondidas, pase las horas atenazada por la angustia de saberlo acosado. Y seguirá amándolo incluso cuando descubra que su hombre le ha hecho un hijo a otra mujer. El día en que lo matan a traición, Mintonia decide abandonar para siempre aquel país maldito, pero antes debe llevar a cabo su venganza: el crimen no puede quedar impune.
Los vecinos de Abacastra viven bajo una terrible maldición que les impide morir por causas naturales. Llegados a cierta edad, oyen la Voz, que los conmina a suicidarse...Una historia breve, excelentemente escrita, con toques de realismo magico, que describe a traves del microcosmos de Abacastra la complejidad y pluralidad de la vida humana, dibujando con buenas dosis de humor negro y precision de cirujano unos personajes fascinantes.
“Me’l dugueren a casa un matí de juny, esbocinat i desmembrat a cops de destral, com un verro… El vaig estirar damunt la taula de granit del pati, la que fem servir per a les festes grosses, i el vai
«Me lo trajeron a casa una mañana de junio, degollado, descuartizado a hachazos como un cerdo. [...]¡Malditos sean los que le abrieron el pecho para arrancarle el corazón con las manos y patearlo com