Sinesio de Cirene(370-413 d.C.) fue alumno de la escuela neoplatónica de Ipazia. Escurridizo e inclasificable, sus obras se enmarcan en un ámbito de escritura periférica y en el terreno más difuso y marginal del neoplatonismo alejandrino. Sinesio aparece identificado como un obispo sin convicción, anclado en el modelo de la paideia griega y ajeno al panteón oficial de la teología alejandrina y la filosofía helenística. Los especialistas lo describen, se diría que en términos bolañescos, como un «poeta armado», un «gentilhombre de campo aficionado a la caza y a la lectura» o «un diletante con innegables virtudes logísticas». Aunque la historiografía oficial ha desplazado sus obras a un segundo plano, éstas constituyeron, no sin razón, verdaderos «best-sellers» de su tiempo.
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Las cartas de Sinesio, obispo de Ptolemaida, revelan la vida intelectual y espiritual de un sincero adepto a la doctrina neoplatónica en su diálogo con su maestra Hipatia y sus condiscípulos alejandrinos.Sinesio (Cirene [actual Libia], h. 370-Ptolemaida, 413 d.C.) fue un poeta, orador y pensador de filiacion neoplatonica. Miembro de una familia rica, fue discipulo de la matematica y filosofa Hipatia en Alejandria, ciudad donde vivio tres o cuatro años; en la Academia de Hipatia se formo en un amplio espectro de saberes, que incluia desde la ciencia hasta la metafisica: astronomia, matematicas y el pensamiento neoplatonico. Visito Atenas, pero quedo defraudado porque "la filosofia se habia alejado de la ciudad". En 410 se le nombro obispo de Ptolemaida, cargo que acepto sin entusiasmo y sin renunciar a su esposa ni a sus principios filosoficos. En sus escritos se advierte que junto a la fe cristiana siguio albergando sus convicciones neoplatonicas adquiridas en Alejandria, y segun algunos estudiosos las segundas predominaron sobre la primera.El mas de centenar de cartas de Sinesio que conocemos poseen un gran interes, puesto que muchas van dirigidas a las personas que le acompañaron en sus años de formacion y reflejan su pensamiento. Varias tienen como destinataria a su maestra Hipatia, otras a condiscipulos en Alejandria (sobre todo a su amigo Herculiano). Por las muchas referencias que hay en las cartas sabemos que Sinesio conocia bien las literaturas griega, latina y cristiana, y estaba muy familiarizado con las doctrinas de los grandes filosofos: los mas citados y comentados son Platon, Aristoteles, Plotino y Porfirio.Otro destinatario habitual de las cartas es su hermano menor, al que dirigio cuarenta. Tenia mucha confianza en el y le confiaba sus problemas personales, como las dudas sobre aceptar el episcopado, que Sinesio no queria; posiblemente sucedio a su hermano al frente del episcopado de Ptolemaida. Las cartas interesan tambien por su aspecto teologico, asi como por las varias noticias que Sinesio da sobre la organizacion de su diocesis, a la que se dedico con ahinco.
Un calvo que vivió hace más de mil quinientos años, pensador agudo y filósofo provocador, nos lanza a través de los siglos un auténtico desafío cultural: nos reta, en tanto que lectores modernos, a enfrentarnos con un pensamiento original, socavador, ajeno a los dogmatismos estéticos y a los cánones de belleza imperantes en aquella época —y reproducidos de forma invariable hasta nuestros días—. Un elogio de la calvicie como elogio de la diferencia, de lo mundano y del juego. A través de su encomio, ágil, jovial y paradójico, Sinesio nos recuerda que la filosofía no tiene por qué responder a las coordenadas consabidas de la metafísica y la epistemología tradicionales: la atención a lo inmutable, lo eterno, lo universal. La filosofía puede y debe ser también un pensamiento de la urgencia, una reacción constructiva frente a lo inmediato y aparentemente insignificante, contra la privación y el sufrimiento cotidiano. Así, el filosofo es capaz de hacer de una carencia —su propia calvicie— una virtud: sin recurrir a antídotos mágicos ni secretísimos remedios —precursores todos ellos de nuestra engañosa y rentable industria cosmética—, Sinesio nos persuade de las bondades de la calva, de su relación con la sabiduría, con la integridad moral e incluso con la buena salud. Por supuesto, como hábil retórico, Sinesio utiliza la historia, la filosofía y la poesía para convencernos de su juguetona concepción de la alopecia, pero, ante todo, nos invita a ser hombres y mujeres libres, capaces de un pensamiento singular, esquivo a los lugares comunes, los prejuicios y las ataduras impuestas por nuestras dificultades a la hora de ser aceptados en el grupo a través de una serie de normas aleatorias y finalmente ridículas.