En cuestiones de amor, la mujer de principios del siglo XXI lo ambiciona todo. Está convencida de que «querer es poder», y piensa que, si se empeña como sólo ella sabe hacerlo, logrará satisfacer todas sus aspiraciones románticas, al igual que lo ha conseguido en ámbitos como el trabajo, la vida social, los viajes o el dominio de su cuerpo.Por eso, cuando no encuentra al hombre que ella espera, se enfada consigo misma: cree que es mala porque no tolera la debilidad del otro. Y se enfada con él, porque piensa que es débil y no tolera la fuerza de una mujer.Algunas se resignan y deciden que no encontrarán jamás al hombre de sus sueños. Otras, más rebeldes, no se rinden y siguen buscando un abrazo que las entienda: no necesitan un hombre más fuerte que ellas porque saben que son capaces de sostenerse a sí mismas. Desean encontrar un hombre emocionalmente activo que esté dispuesto a explorar, como ellas, el mundo de los sentimientos.
¿Estás dispuesto a someterte a cuanto te digan los médicos? A su todo sea por prolongar su vida lo más que podamos. No importa el precio. Hágase estos estudios. Mande a analizar esto. Saquémosle otra radiografía. Repitamos la ecografía para ver cuánto creció... inyectémosle más o canalicémoslo. no. quizás convenga entubarlo... ¿Estás dispuesto a ser el campo de batalla entre el caos celular creado por vos mismo y la artillería de productos y tecnologías preparadas para atacarlo hasta que tu cuerpo no resista más? Y por si ese encarnizamiento fuera poco. La lucha en tu cabeza... Son algunas de las preguntas que se hace el Coló. Recluido en una villa de la costa poco después de encontrarse casualmente en la playa con su primer amor. y antes de realizarse un análisis que va a hacerle replantearse todo Judy reaparece en su vida con su hija y su nieta y las tres. Cada una a su manera. Le van reflotando puntos clave de su historia: cómo amó a quienes más creyó querer. Por qué no pudo acompañar sus ideales con una militancia activa. Hasta qué nivel su capacidad de dar y de pensar en el otro eclipsó sus propias necesidades...A través de un discurso íntimo. Que involucra al lector y lo inserta en la trama. Con minuciosidad y sin ninguna concesión. Kreimer reconstruye la vida del Coló. A medida que su voz y su cuerpo se van convirtiendo en su propio eco. Lo cotidiano y lo trascendente empiezan a tomar forma. Como un tejido inseparable cuya línea divisoria. Igual que la que separa el río del mar. No es más que una ilusión. Un vano intento racional que se diluye a cada paso.