En alliant clarté et utilisation systématique des cas, les auteurs exposent les nouvelles théories expliquant le fonctionnement et l'évolution des organisations sociales de tout type. Depuis les grands classiques qui ont fondé la sociologie des organisations, (Weber, Crozier-Friedberg, Merton, Selznick, March, Simon...) des approfondissements significatifs ont eu lieu que cet ouvrage Présente de manière accessible. L'école dite des conventions (Boltanski et Thévenot) aborde l'organisation à travers la recherche du principe unificateur, de ce qui fait tenir. Il s'agit des conventions, accords implicites qui fondent les mondes présents dans les organisations. L'école de la traduction (Callon, Latour), s'intéressant aux conditions de production de la science, montre La place des réseaux où les acteurs/actants produisent de la coopération à travers des opérations de traduction. La sociologie des logiques d'action insiste sur les dimensions historiques et culturelles de l'acteur et refuse de s'attacher à des écoles particulières pour utiliser de manière pragmatique leurs différents concepts. Il s'agit d'utiliser ceux-ci (pouvoir, rationalité, régulation, Identité, mondes, réseaux socio-techniques) sans s'attacher à y expliciter l'objet, le concept, que les auteurs ont cherché à y mettre. On acquiert ainsi une méthodologie pratique pour comprendre les organisations. Ces quatre ensembles constituaient le corps des deux premières éditions. Il est repris dans cette troisième édition et augmenté d'un nouveau chapitre entièrement inédit présentant les dernières approches de la sociologie des organisations : réseaux, fin des frontières, nouvel esprit du capitalisme, socio-économie, intervention et métissage, et enfin la nouvelle manière de traiter le thème de la coopération.
Los grandes mitos cristianos perfilan una historia de los sexos. Un drama en el que la mujer separa al primer hombre de Dios; la creación de Adán se torna en catástrofe por el pecado de Eva. Sin embargo, aunque Eva aleja al hombre de Dios, María acerca a Dios al hombre. De ella nace el nuevo Adán: Jesús. En filosofía y en teología, los grandes textos fundadores elaboran el relato de una visión masculina de la historia: la mujer difiere del hombre, jamás a la inversa. Como si su punto de vista fuera el único y el universal, mientras que la mujer sigue siendo siempre el otro, el género diferente. «No hay ni macho ni hembra», escribe, sin embargo, san Pablo. ¿Tiene el cristianismo la pretensión de invertir la «fatalidad» de la condición sexuada? ¿Acaso san Pablo plantea aquí los fundamentos de un universalismo cristiano al anunciar la igualdad de los sexos? Sylviane Agacinski demuestra, por el contrario, que, como en la filosofía griega, el pensamiento cris- tiano de los primeros siglos identifica, indefectiblemente, el espíritu y el intelecto con el hombre, y la carne y el pecado con la mujer. Con esta Metafísica de los sexos, Sylviane Agacinski describe un régimen de pensamiento masculino que aún sobrevive en el imaginario contemporáneo.
Con la fotografía, el cine, la televisión, nuestra época es la de los fantasmas. Los seres no sólo pasan, sino que vuelven a pasar, pueden volver. El pasajero del tiempo es entonces nuestro contemporáneo: curado de la nostalgia de lo eterno y de las promesas de la historia, comprueba lo pasajero del ser. Sylviane Agacinski propone una ética de lo efímero que dé cuenta del presente. El tiempo mediático impone su influencia al ritmo de la vida social y política: más que sucumbir a la añoranza de las formas antiguas, la democracia deberá redefinirse teniendo en cuenta los medios de comunicación, incluso si debe destacar su derecho a la paciencia. En pleno movimiento, empujados hacia adelante, este libro nos cuestiona sobre aquello que demanda tiempo y lo que merece durar.
En Volumen no se piensa la arquitectura simplemente como obra de arte ni como modelo de una pura construcción racional. Este ensayo sustrae de la arquitectura reapropiaciones filosóficas y políticas que describen la irreductible experiencia del espacio al que nos lleva, sin retroceso posible. Porque el espacio comparte nuestra existencia -subjetiva o colectiva- de tal manera que nunca es totalmente propio ni totalmente ajeno. La obra arquitectónica jamás es un objeto.
En 1996 un grupo de mujeres francesas firmaron un manifiesto a favor de la paridad, de la igualdad de representación en la Asamblea Nacional. Sylviane Agacinski, filósofa, feminista y militante socialista, apuesta por la paridad en política y por una nueva postura filosófica. En su teoría pone en duda la jerarquía de los sexos y el predominio de los valores masculinos, a la vez que critica el feminismo más radical. Esta toma de posición política defiende, en definitiva, el carácter mixto de la humanidad y propugna el entendimiento, dentro del reconocimiento de las diferencias, entre ambos sexos