Su nombre proviene de las palabras japonesas su «número» y doku «solo», y en muy poco tiempo ha alcanzado tal popularidad que algunos, que comparan su éxito con la fiebre del cubo de Rubik de los años setenta, han vaticinado que se convertirá en el pasatiempo lógico más “adictivo” de esta primera década del siglo XXI.En realidad, el origen de este ingenioso rompecabezas es un problema matemático inventado en 1783 por Leonhard Euler, si bien es cierto que en 1986 los japoneses le dieron su forma actual, un cuadrado de nueve por nueve celdas subdividido en cuadrículas que comprenden un número del 1 al 9 y que incluyen números que sirven de pista. Y de Japón se ha expandido a todo el planeta, conquistando las páginas de pasatiempos de diarios y magazines, Internet e incluso los teléfonos móviles. Este excelente ejercicio de gimnasia mental para el que sólo se requiere un lápiz y una goma, nos abre las puertas del razonamiento lógico en forma de juego, y además es “apto” para todos los públicos, pues no exige conocimientos matemáticos especiales.
Este nuevo reto es un juego de lógica que ya tiene millones de aficionados en Japón y Gran Bretaña. El kakuro es el peldaño siguiente al sudoku. Algunos piensan que es un poco más completo y complejo. Lo cierto es que, al ser un juego numérico, las barreras del lenguaje no cuentan y lo pueden resolver personas con nacionalidades distintas e idiomas dispares.