Ante estas <;em:GT;Leccioneslt;/em:gt; de lt;strong:gt;Garc:amp;iacute;a de Diegolt;/strong:gt;, ilustre profesor e investigador, el lector se siente como un oyente m:amp;aacute;s, agregado imaginativamente al n:amp;uacute;mero de los que un d:amp;iacute;a las escucharon.Porque, para empezar, la materia es gustosa, pues discurre sobre caracter:amp;iacute;sticas peculiares del lenguaje: su precisi:amp;oacute;n, su propiedad, su simbolismo, su afectividad, su riqueza, su originalidad. (Ah, y sobre la palabra como fantasma.) Pero ello supone tanto como volverlas tambi:amp;eacute;n del rev:amp;eacute;s para examinar el lado negativo: la imprecis:amp;oacute;n, la impropiedad, etc. Sobre lo que verso el libro, pues, es sobre las complejidades y problemas deluso ling:amp;uuml;:amp;iacute;stico. Cosa curiosa: cuanto m:amp;aacute;s profundas las perspectivas a que el autor nos asoma, mas de bulto familiar y humano resultan ser. Podr:amp;iacute;amos tomar como ejemplo las p:amp;aacute;ginas dedicadas a la afectividad. Garcia de Diego contrapone el lenguaje conceptual -objeto de continuo estudiio- al lenguaje del sentimiento y los valores, secularmente arrinconado. La misma desproporcion -injusta-, nos hace observar, se advierte en la vida humana, donde m:amp;aacute;s se busca el saber que el bien obrar. Y acaba diciendo, m:amp;aacute;s o menos: revaloricemos la afectividad a fin de conseguir que el equilibrio primitivo vuelva a restablecerse:amp;hellip; (Perd:amp;oacute;nese el telegr:amp;aacute;fico extracto, y el prescindir del meollo ling:amp;uuml;istico.) :amp;iquest;No se ve ah:amp;iacute; que el lenguaje constituye instrumento expresivo arm:amp;oacute;nico y hasta modelo de conducta? :amp;iquest;No queda clara tambi:amp;eacute;n una :amp;oacute;ptica original?. A inculcar estas ideas ling:amp;uuml;isticas colabora la gran sencillez con que todo est:amp;aacute; dicho. Una formulaci:amp;oacute;n graciosa puede brotar a veces: , Sin llegar a tanto, hay poderosos medios de atracci:amp;oacute;n: la fuerza de la imagen, los muchos ejemplos, las h:amp;aacute;biles citas de ling:amp;uuml;istas, la aclaraci:amp;oacute;n de los fenomenos m:amp;aacute;s frecuentes. La lengua estudiada es el espa:amp;ntilde;ol, desde luego, pero siempre observado en contraste con otro idiomas y familias o aclarado en sus soluciones peculiares. Tan amplia base constituye suficiente garant:amp;iacute;a contra toda visi:amp;oacute;n limitada.Nos queda a:amp;uacute;n algo importante. A t
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