Virgilio Piñera, uno de los grandes poetas cubanos, es, junto a Lezama Lima, el mejor representante de la generación literaria surgida en torno a la legendaria revista Orígenes. Maestro de maestros, hoy en dia su obra es objeto de culto en toda Hispanoamerica y, el mismo, toda una leyenda. En La isla en peso el tambien escritor y poeta cubano Anton Arrufat reune y prologa, en un intento de ordenar su legado, las dos selecciones que hizo el propio autor de su obra: La vida entera, con sus poemas de juventud, y Una broma colosal, publicado postumamente, con los de los ultimos diez años de su vida. Se incluyen ademas algunos poemas que Piñera nunca rechazo y que completan asi el corpus de su obra. Virgilio Piñera se consideraba un poeta secreto, incluso, ironicamente, un poeta ocasional, y se negaba a difundir en publico sus composiciones. Sin embargo, la lectura de sus versos nos permite comprobar la grandeza de su obra poetica, a la vez descreida y apasionada, barroca y coloquial, esencialmente centrada en el debate lacerante entre vida y literatura. Como dice Arrufat en el prologo, esa dicotomia se manifiesta en la apreciacion del cuerpo humano por encima del alma, de la realidad sin ornamentos y de la busqueda del momento vital anterior a las valoraciones eticas, religiosas o filosoficas. Solo en su ultima etapa parece recuperar Piñera su valoracion de la literatura y del artista, a quien considera creador supremo de algo decisivo para el hombre, descifrador necesario, por mas que repudiado o mutilado, de la irrealidad de lo real.
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