En la segunda mitad del s. XVIII, se manifestaron abiertamente en Alemania las dudas respecto del ideal racionalista de razón propio de la metafisica cartesiano-wolffiana, dudas producidas por el sensualismo ingles, el pietismo y, no en ultimo lugar, por la interpretacion pesimista de la Ilustracion proveniente de Rousseau. La revuelta contra la supremacia de un racionalismo enemigo de la sensibilidad, revuelta conocida bajo el nombre de ''Sturm und Drang'' y producida bajo el signo de una estetica de la produccion y del genio, ha sido absuelta en gran medida, a la luz de nuevas investifaciones historico-literarias, de la sospecha de ''irracionalismo'', visto que la explosividad filosofica de la critica de la razon que le dio fundamento, y que ella misma desato, yace aun enterrada bajo el veredicto kantiano de ''irracionalismo soñador''. Sin embargo, son precisamente los temas capitales que Kant excluyo de esa critica (la linguisticidad de una razon siempre historicamente encarnada, asi como la dialectica de una idea de razon enemistada con la naturaleza y la sensibilidad) los que, por mediacion ante todo de Lessing y Jacobi, tuvieron una significacion para las ideas especulativas de Hegel, Holderlin y Schelling al menos mayor que la critica de la razon de Kant. Pero las dudas sobre si misma de la idea moderna de razon, dramaticamente condensadas en el siglo XVIII, llevan sus efectos todavia mas lejos, mas de lo que hoy podemos apreciar. En los laberintos del conocimiento (Lessing) se ramifica, hasta perderse de vista, la idea de Ilustracion y se pierden intentos filosofico-historicos de clasificacion y determinacion en el preciso instante en que se creen mas seguros del camino recorrido.