El poeta inglés Walter Savage Landor no aspiró nunca a un lugar en el mundo de las letras. De su formación académica adquirió una perdurable pasión por los libros y la facilidad en el trato con los clasicos. Horacio, Juvenal, Persio, Demostenes o Pindaro serian maestros y nombres familiares desde sus años de formacion. En Londres asistio a las sesiones del Parlamento, pero no tuvo exito como escritor politico, aunque la politica seria el trasfondo de gran parte de su obra en verso. Como otros poetas ingleses, Landor encontro en Italia una patria de acogida y una tierra para cultivar su obra. Alli compuso la casi totalidad de las Conversaciones imaginarias. Alli le visitaron casi todos los escritores ingleses de viaje por el pais. Alli fallecio, en Florencia, en 1864.Las Conversaciones imaginarias arrancan de un primer esbozo juvenil de Landor y se prolongan con adiciones y modificaciones a lo largo de su vida. Landor habla en ellas por boca de personajes historicos, pero imaginados, es decir, apartando de su mente lo que los libros dicen de ellos y dando rienda suelta al espiritu del lector convertido eventualmente en escritor de dialogos inventados o conversaciones imaginarias de la mas diversa indole. Landor devuelve asi a la cultura lo que esta le habia proporcionado: un eje en torno al cual gravitan capitulos de la experiencia humana, desde lo anecdotico hasta lo legendario.
En algunas de sus Conversaciones imaginarias ( Diógenes y Platón , Lord Chesterfield y lord Chatham —donde aludiría a la cacofonía del estilo de Platón—, Demóstenes y Eubúlides , Aristóteles y Ca