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2 opiniones de usuarios
Alejandro
21/07/2014
Bolsillo
Una tragedia poderosa básicamente por su dilema universal: la acción frente a la inacción; la huella imperecedera o el vacuo aire irremediable. El que sea una gran obra, no quita para que pueda calificarla de sobrevalorada. Los acontecimientos se precipitan, o bien surgen de manera inconexa; algunas reflexiones se plasman de manera innecesariamente rebuscada, otras, en cambio, suponen axiomas filosóficos en toda regla, de una profundidad enigmática enorme, todo bajo ese inconfundible estilo de Shakespeare. Los personajes secundarios no parecen tener, en demasiadas ocasiones, más utilidad que la de suponer pequeñas vibraciones en el único personaje de verdadero interés: Hamlet, príncipe de Dinamarca; el inolvidable indeciso sensible, contradictorio, "filósofo poético", soberbio, burlón, condescendiente y exaltado noble: un espíritu renacentista condenado a lidiar con la bruta concepción medieval que le rodea y le atosiga. Esto, y su propia naturaleza, le torturan lo indecible; y no será él el que, en el final del último acto, decida la acción, sino que lo provocará una causa externa que no dejaba cabida a otra cosa. Dignos de destacar tanto al enterrador, con su lenguaje de un enigmático incomparable y, también, la escena terriblemente poética que Gertrudis hace de Ofelia en su fatalidad. Saludos.
drugoylector
14/05/2011
Bolsillo
Abismal, desde siempre y para siempre