Crónica en primera persona del proceso constituyente chileno en el que participó el autor, best seller del sello, como uno de los 155 convencionales.Desde la emoción del momento de haber sido escogido como uno de los 155 convencionales que escribirian la nueva Constitucion chilena, hasta el aprendizaje de como funciona, internamente, aquello que llaman politica. El dia a dia de la convencion constitucional es narrado sin tapujos por el escritor Jorge Baradit, y en su relato reconoce cada yerro, cada exceso de entusiasmo, cada dificultad que se presento pero, tambien, el arduo trabajo realizado para conseguir de manera excepcional la primera Constitucion redactada por ciudadanos comunes y corrientes.
Un perfecto análisis de la educación actual para animarnos a volver a una escuela en donde el conocimiento valioso y las prácticas soportadas por evidencias sean realmente el eje. Porque con la escuela no se juega. Si la escuela, como dicen, esta en crisis, no es porque sea una institucion vetusta, sino por haber olvidado su noble funcion: la de reducir, en el minimo tiempo posible y en el mayor numero de alumnos, la distancia entre la ignorancia y el conocimiento poderoso. Estamos viviendo unos tiempos pedagogicamente extraños y, en ocasiones, estrictamente estupidos. Si estupido es aquel que carece de una representacion critica de su ignorancia, bien merecen este titulo quienes se jactan de fomentar el pensamiento critico mientras aplican de manera poco critica metodologias sin soporte empirico o, en algunos casos, con evidencias empiricas que los impugnan. ¿Que otro adjetivo merece el desprecio del conocimiento en los centros de enseñanza y el enfasis en la diversion y la felicidad por si mismas? Hoy, en los tiempos de Google, se insiste en que ya no hay conocimientos poderosos, sino buscadores potentes y competencias fluidas. Si es asi, los debiles quedan desamparados y la escuela, al perder los argumentos para defender su nobleza, intenta ocultar sus imperfecciones empeñandose en ser entretenida. Ahora bien, ¿esos niños que no hallaran en ningun sitio lo que no encuentren en la escuela, no se merecen algo mas que una escuela divertida?