Federico Bianchini viajó a una base en la Antártida para escribir un reportaje sobre las actividades de un grupo de científicos que investigan glaciares, líquenes y pingüinos. Un encargo profesional que, de paso, le permitía cumplir un sueño de la infancia. Sin embargo, uno sabe cuándo llega a la Antártida pero nunca cuándo se podrá marchar. El mal clima obligó a que, en vez de los diez días previstos, Federico Bianchini pasara allí veinticinco. Atrapado en un entorno tan grandioso como intimidante, aprovechó para aprender sobre las grandes exploraciones que forjaron la épica antártica y sobre cómo es la vida cotidiana cuando estás apartado del mundo. Antártida es un clásico del periodismo científico que se lee como un libro de aventuras.