Entre las actividades sociales y estatales de lucha contra la delincuencia que se despliegan en la doble vertiente normativa y material, cobra especial importancia- al lado de la prevención y el tratamiento- la indagación sobre el delito y la persecusión del delincuente. Ambas, que se contienen en la averiguación y el juzgamiento, tienen que ver de lleno con la prueba, entendida como medio para el esclarecimiento de la verdad y la ilustración del juzgador. Así, el tratadista clásico Jeremias Bentham indica que ´´el arte de la prueba parece particularmente aplicable a la práctica de los tribunales; allí está su punto sobresaliente; allí donde adquiere la mayor importancia, donde aparece que existe o que puede existir con el método más perfecto. Efectivamente -agrega-, en una causa judicial todo concurre a mostrar ese arte con mayor esplendor...´´ Hoy la prueba pericial posee máxima importancia La complejidad creciente de la criminalidad y el propósito de examinar la personalidad del infractor han dotado de relieve al perito o experto, un tercro que posee información en ciencias, artes y disciplinas que el juez desconoce y cuya tarea en el procedimiento se concreta en el dictamen.