Sinopsis de BARTLEBY, EL ESCRIBIENTE Y OTROS CUENTOS
Bartleby, el escribiente es una de las narraciones más extrañas de la historia de la literatura, y su protagonista uno de los más excéntricos especímenes de la raza humana, cuyo lúcido e implacable nihilismo recuerda las teorías chinas acerca de la conducta ideal del emperador y del hombre santo. Desde el mismo momento de su nacimiento, el relato de Herman Melville ha espoleado la polémica y ha generado el intenso interés que garantiza la inmortalidad de una obra literaria: la fascinación. Bartleby, el escribiente es considerado hoy un precursor insólito de los mejores relatos de Kafka. En El campanario asistimos al trágico final de un personaje fáustico, y en su trama se percibe la influencia de su amigo Nathaniel Hawthorne. Los dos templos consta en realidad de dos textos: el primero fue censurado en su día para no herir la sensibilidad religiosa de los lectores; y el segundo, escrito en 1849 durante un viaje a Europa, describe Londres como una ciudad babilónica. En El hombre pararrayos brilla el talento irónico de Melville contra los abundantes predicadores que en aquella época vivían de propagar la salvación ante un fin del mundo inminente. El violinista, en fin, se ha interpretado como una elaboración simbólica de su destino como escritor.
Ficha técnica
Traductor: Jose Rafael Hernandez Arias
Editorial: Valdemar
ISBN: 9788477022848
Idioma: Castellano
Número de páginas: 155
Tiempo de lectura:
3h 37m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 18/10/1999
Año de edición: 2001
Plaza de edición: Madrid
Colección:
El Club Diogenes
El Club Diogenes
Número: 000126
Alto: 17.0 cm
Ancho: 11.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Herman Melville
Herman Melville nació en Nueva York en 1819. Acuciado por la temprana muerte de su padre y la situación de su familia, desempeñó diversos oficios, entre ellos el de maestro y el de marinero a bordo de varios barcos por el Atlántico, el Pacífico y los mares del Sur. Finalmente se estableció en tierra firme en 1847. Acabó sus días en 1891 sumido en el olvido y en la precariedad económica.