Fernando Poblet es un mito minoritario, en este su cuarto libro juega con la pálida luz de la movida como un Diógenes divertido que busca al hombre bajo las penúltimas crestas. No escatima, tampoco, los nombres, tiene, pues, esta obra, bastante de casa de citas, impudor muy de agradecer en los Tiempos -Modernos- que corren puestos por el autor entre el pico y la picota. El prólogo, escrito con ordenador, como es natural, lo ha hecho Juan Cueto.