Considerado como "patriarca de la literatura americana" y "el mejor escritor de habla inglesa de su tiempo", Washington Irving (1783-1859) logró el privilegio de vivir en la Alhambra mientras escribía este libro. En una tertulia que al atardecer reunía en la plaza de los Aljibes, recogió un torrente de recuerdos, historias y leyendas que le iban a servir de base para sus relatos, a la par documentados en la Biblioteca universitaria granadina. Tal vez contó allí mismo estos Cuentos a una niña que con el tiempo llegaría a ser emperatriz de Francia, pero, ciertamente, con ellos se ha convertido en el guía más famoso y universal de la Alhambra. Porque nadie le ha superado en los cuadros que de todos sus rincones pinta y que sirven de marco vivo a un genero nuevo de novela fantástica y literaria. Antonio Gallego Morell, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Granada, ha sido durante muchos años presidente del Patronato de la Alhambra y es uno de los mejores conocedores de su tradición literaria.
Nació en Nueva York, el 30 de abril de 1783. Realizó estudios de Derecho, pero su vocación se interesaba más por el periodismo y la escritura que por la abogacía. En 1802 comenzó a escribir artículos en periódicos de Nueva York. En 1815 se fue a vivir a Liverpool y allí trabó amistad con importantes hombres de letras: sir Walter Scott y Thomas Moore, entre otros. Escribió algunos ensayos y relatos bajo el seudónimo de Geoffrey Crayon. En Madrid perteneció al cuerpo diplomático de su país. Nuevamente en Estados Unidos en 1846, regresó a Sunnyside, su casa de campo, y allí falleció el 28 de noviembre de 1859.