Diario de Signos rememora la época en que Cristóbal Serra residió en el puerto mallorquín de Andratx en lo que no es un diario clásico, sino un discurrir discontinuo de recuerdos poéticos y poemas en prosa. Ermitaño -en palabras de Octavio Paz- que habita en el secreto con tanta naturalidad como otros nadan en el ruido, Serra graba en la roca que sirve de puerta a su ermita cierto número de signos que tal vez otros ermitaños descifrarán.
Ficha técnica
Editorial: Jose J. de Olañeta
ISBN: 9788497168076
Idioma: Castellano
Número de páginas: 120
Tiempo de lectura:
2h 46m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 08/10/2012
Año de edición: 2012
Colección:
El Barquero
El Barquero
Número: 123
Especificaciones del producto
Escrito por Cristóbal Serra
Cristóbal Serra nació en Palma (Mallorca) el 28 de septiembre de 1922, en el seno de una familia burguesa. Tuvo una infancia feliz y solitaria, truncada por la guerra y la tisis, de la que se repuso en el pueblo de Andratx, paisaje fundamental en su literatura. Estudió Derecho y Filosofía y Letras, y ejerció la enseñanza de idiomas. También tradujo literatura (William Blake, Edward Lear, Herman Melville, Léon Bloy…) y preparó diversas antologías (Antología del humor negro español, Ángulos de visión, Efigies). En cambio, fue un escritor «impuntual»: tenía treinta y cinco años cuando debutó con Péndulo, y después tardó otros ocho en publicar Viaje a Cotiledonia; tras década y media de silencio, reapareció con Guía del Apocalipsis y Diario de signos. La noche oscura de Jonás es de 1984; Con un solo ojo, de 1986; Retorno a Cotiledonia data de 1989; Augurio Hipocampo, de 1994. En 1996, ante los repetidos anuncios de que no iba a escribir más, el volumen Ars Quimérica recogió el grueso de su producción y sirvió para acrecentar la leyenda de autor único que lo rodea. Pero finalmente, Serra siguió entregando libros casi hasta el final de su vida, entre los que destacan El asno inverosímil o el díptico de memorias formado por Las líneas de mi vida y Tanteos crepusculares. En 2006, la Universidad de las Islas Baleares lo invistió doctor Honoris Causa. Murió el 5 de septiembre de 2012.